—Te recomiendo que te pongas esto —ordena, tendiéndome un delantal azul, igual al que tenía el chico de antes—, a menos que quieras terminar así. —Señala las manchas de pintura que hay en su camisa, por lo que, sin dudarlo, acepto su consejo.
Luego de sujetar bien la prenda a mi abdomen y asegurarme de que mi suéter también esté seguro en su lugar, nos encaminamos hacia el fondo del albergue. Mientras avanzamos, no puedo evitar dirigir mi mirada hacia el resto de chicos que llegaron hace apenas unos minutos. Ninguno de ellos parece ser mayor de veinticinco años y aunque mi vecina se encargó de presentarme con todos, no tengo buena memoria con los nombres, por lo que ya olvidé la mayoría de ellos.
Me tomo un momento para fijarme en lo que cada uno hace. Vaya que hay mucho trabajo que hacer aquí.
—¿Siempre hay tanto movimiento? —pregunto, sin dejar de mirar a mi alrededor.
—No, es por la feria.
—¿Feria?
—Sí, hoy es la feria de adopción —indica. Y podría jurar que casi la veo dar pequeños saltos de la emoción. Se nota el entusiasmo que tiene por este evento.
—Veamos si entiendo. —Me cruzo de brazos y la miro— ¿Quieres decir que hoy es el día en el que vendrán los que quieran adoptar una mascota?
—Exacto. —Su sonrisa se hace más ancha, si es que eso es posible—. En verdad espero que todos puedan encontrar un hogar el día de hoy —murmura, como si hablara consigo misma.
—Seguro que así será —le digo, con la esperanza de animarla un poco.
No sé cómo funcione el albergue aquí, pero en la ciudad, escuché algunos casos donde sacrificaban a los animales que no eran adoptados. No es que fueran malos o peligrosos, pero había tanta demanda que ni siquiera tenían suficiente espacio para tenerlos, así que, quienes no conseguían un hogar pronto, morían.
Prefiero no hablarle de eso a mi vecina, pues temo que termine llorando al oír semejante historia. Se nota que ama mucho a los animales y contarle esto, sería como romperle el corazón. No quiero hacerle eso, así que opto por buscar otro tema de conversación.
Al final, ella acaba presentándome a cada una de las mascotas que tienen aquí.
—Éste es Copito —informa, señalándome a un gato que parece ser mucho más grande que cualquiera. Su pelo es de color gris con blanco y vaya que está muy esponjado. De no ser por su inmenso tamaño, seguro me hubiera arrojado a abrazarlo, pero ahora, me siento un poco intimidado por eso.
No quiero ni imaginar qué tan grande será cuando crezca, ¿al menos habrá alguien capaz de sostenerlo?
Sacudo mi cabeza un poco y paso a fijarme en la jaula que está junto a la de "Copito". De inmediato, sonrío al encontrarme con la imagen de un tierno gato que está recostado, durmiendo tan tranquilo, como si afuera, no hubiera tanto movimiento.
—Hey, ¿y quién es él? —pregunto, entusiasmado.
—Oh, él es Bigotes —indica, abriendo la jaula para sacarlo.
Cuando lo hace, veo como el pequeño gato se estira, para después, volver a acurrucarse en brazos de la chica, quien no duda en acariciarlo un poco. Es un gato precioso, ya que su pelo es una mezcla de blanco con dorado, tiene ojos verdes y, lo mejor de todo, es del tamaño adecuado; no tan pequeño como un bebé ni tan grande como "Copito".
Sonrío y, cuando ella me indica que lo acaricie, comienzo a deslizar mi mano con suavidad por su cabeza. Él, al sentirme, hace lo posible por hacer más contacto con mi mano y empieza a ronronear, cosa que casi hace que me enamore de él.
![](https://img.wattpad.com/cover/300111402-288-k235835.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Otra Vez Tú? ©
Fiksi RemajaEithan es reservado y distante. «Madi» es simpática y alegre. Eithan es nuevo en el pueblo. «Madi» ha vivido toda su vida ahí. Eithan carga con el peso de una pérdida que aún le causa mucho dolor. Y quizás, «Madi» sea la única capaz de entender...