ᴇᴠᴇʀᴍᴏʀᴇ || ᵖᵉᵈʳᵒ ᵍᵒⁿᶻᵃˡᵉᶻ ||

010

ANDREA POV'S

Viernes, 05 de julio.

Partido contra Alemania y Pedro había sido uno de los titulares para jugar, estábamos en el bus para ir al campo, las cosas con los demás chicos estaban solucionadas menos con Ferrán.

Tan siquiera me había pedido perdón y si él no lo hacía yo no pensaba dirigirle la palabra a menos que fuera necesario.

Al llegar bajamos del bus y los chicos van hacia los vestuarios.

—Suerte Pepi —digo antes de que entre en los vestuarios—.

Berta y yo vamos a las gradas que nos tocaban, en la zona de los familiares básicamente y nos sentamos.

—¿Esa no es la madre de Pedro? —miro dónde Berta me señala y sonrío al ver a Rosy—.

—Ahora vengo —me levanto y voy dónde está Rosy— ¡Rosy!

—¡Andrea, madre mía que de tiempo! —ella me dice mirándome de arriba abajo para luego achucharme— Si ya lo decía mi hijo, que estás guapísima, no veas la lata que da Pedro contigo.

—¿Pedro os habla de mi? —pregunto cuando nos separamos—.

—A cada rato —miro al dueño de la voz, era su padre, Fernando—.

—Vaya, eso no lo sabía.

Intercambiamos unas cuantas palabras más y vuelvo a mi asiento al lado de Berta, al sentarme el partido da comienzo y miro atentamente al campo.

Minuto tres del partido y Pedro había sido derribado gracias a una entrada de Toni Kroos, me levanto enfadada empezando a gritar y a insultar.

—¡Roja, roja! —digo frenéticamente cómo los demás españoles—.

El árbitro dice que no hay nada y me siento enfadada en el asiento, Pedro estaba ahí tirado y no le sacaba roja a Kroos, era increíble.

Minuto cinco y del partido, seguían 0-0,  Cucurella le da el pase a Morata el cuál tira la pelota fuera por las indicaciones de Luis de la Fuente, al parecer era por Pedro, el cuál estaba adolorido en el suelo, los paramédicos de la selección saltan al campo a por Pedri y le ayudan a salir del campo.

—Va cojeando el pobre —la rubia a mi lado dice—.

Llega fuera del campo y desaparece por el túnel, sacan a Dani Olmo al campo y solo espero que Pedro esté bien y que ganemos este partido.

[...] 

Minuto 119, Dani Olmo se la centra a Mikel Merino y este remata con la cabeza haciendo que marquemos otro gol, toda la grada española saltamos con euforia, con ese gol estábamos ya en las semifinales.

Siguen jugando y el árbitro añade seis minutos más, Musiala estaba solo por banda y tenía todas las posibilidades de marcar gol. 

De un momento a otro Carvajal aparece corriendo y no mira ni a la pelota, va directo a Musiala haciendole falta al alemán, abucheos y gritos de felicidad se escuchan en el estadio, Carvajal es expulsado del campo y poco tiempo después el partido termina.

PEDRO POV'S

Me habían colocado una venda provisionalmente para cuando llegáramos al hotel de la selección.

El partido había terminado y estábamos en semifinales, mis padres bajan al campo e intercambiamos palabras.

—Viene Andrea, os dejamos solos —dice mi madre cojiendo a mi padre y a mi hermano de las mangas yendo a saludar a Luis de la Fuente—.

—Pedro, la madre que me parió ¿estás bien? —dice nada más llegar—.

—Todo lo bien que se puede estar, supongo.

—Madre mía, espero que Kroos se sienta culpable de esto —sus brazos rodean mi cuello y mis brazos se enredan en su espalda baja—.

Noto unos cálidos besos en mi cuello haciéndome sonreír, aún seguíamos abrazados.

—No me voy a separar de ti nunca —ahora sus manos estaban en mis mejillas, sus ojos analizaban mi cara y lo sabía por cómo se movían—.

—¿Premio o castigo? —bromeo y veo una pequeña sonrisa en sus labios—.

—Mira que eres tonto Pedro —veo cómo se acerca mi cara—.

Espera.

¿Me iba a besar?

Noto sus labios en la comisura de los míos, bueno, no me había besado directamente en los labios pero cerca había estado, sus manos abandonan mis mejillas para colocarse en mis hombros acariciándolos, mis brazos seguían en su espalda baja así que pongo mis manos en su cintura y esta vez soy yo el que analiza su cara.

—Gracias por preocuparte pecas —mis palabras salen suaves de mis labios—.

—Nunca dejes de llamarme pecas, Pepi.

Que le den a la amistad, voy a besarla ya y me da igual lo que vaya a pasar, me acerco algo peligrosamente a su cara en cuanto una voz suena.

—¡Venga que nos vamos! —la voz de Oyarzabal resuena en mi mente—.

Andrea y yo nos separamos, ella coje mi mano ayudándome a caminar.