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Ser la nueva no es divertido

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Ser la nueva no es divertido

「Cassie」

El lunes me levanté con un debate interno sobre qué ponerme para mi primer día de clase: un conjunto que me definía a la perfección o un atuendo anti comentarios inútiles.

Al final opté por ser yo misma.

Una camiseta negra ajustada con unos vaqueros anchos y con grandes roturas. Unos botines negros ya hechos polvo pero que le daban un toque. Mi sudadera negra ancha y un toque de maquillaje (lápiz de ojos, brillo de labios, rubor).

Sally me llevó en coche hasta mi nuevo instituto: un edificio grande con ventanas iguales en todos los pisos y con adolescentes fumando en la puerta. Me despedí de ella para entrar en el lugar. Todos me miraban de forma extraña, como si acabasen de darse cuenta que nunca me habían visto antes allí.

Fui primero al despacho del director para terminar algunos trámites y que me diera mis horarios. Después me acompañó hasta mi primera clase: Historia, con la que sería mi "tutoría". Pidió a la clase que me hicieran sentir cómoda y me ayudaran a ponerme al día.

Todos me miraron como si fuera un moco.

Me senté sola al final de la clase y tomé apuntes de todas las clases, que no fueron pocas. Escuché risas, murmullos, bromas a partir de mi nombre. Las ignoré y me propuse a seguir estudiando.

Admito que el almuerzo me pareció muy cliché, porque un grupo de animadoras vino a darme por culo.

—Eres Cassiopea, ¿verdad? Me llamo Julie. Mis amigas y yo queremos saber de dónde sacas tu ropa.

—¿Mi ropa? —me miré—. Es nueva.

Las animadoras rieron.

—¿Entonces la has recogido de un callejón recientemente? —inquirió Julie.

Vaya, qué original.

—O de un contenedor de Central Park —murmuró una, Susan, a otra chica llamada Chloe.

—Siento mucho que mi forma de vestir os perturbe tanto —hablé con sarcasmo mirando a las animadoras—, pero no es mi intención tampoco acabar como... tú —miré a Susan, que hizo una mueca de indignación de lo más dramática.

—No vuelvas a hablarle a mi amiga así —Julie me amenazó.

—¿O qué? ¿Me vas a arañar con esas garras falsas de gata en celo? —señalé sus uñas de porcelana—. Discutiremos luego, guapa. Ahora quiero comer en paz.

The Death Angel ||Nico di Angelo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora