「25」

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Percy la caga rotundamente

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Percy la caga rotundamente

「Jason」

Al día siguiente, todos nos despertamos temprano. Queríamos aprovechar el día al máximo. Teníamos ganas de que Thalia y Cassie se conocieran; estaba seguro de que se llevarían bien, teniendo en cuenta sus personalidades.

Fui de los primeros en llegar a desayunar. Vi a Percy llegar bostezando, a Annabeth hablando con sus hermanos y a la cabaña 10 llegar en banda. En cuestión de 15 minutos, el pabellón comenzó a llenarse y todos desayunaban murmurando adormilados. Una vez terminé de desayunar, me encontré con mis amigos a la salida del pabellón, en dirección a la gran U formada por las cabañas.

—Cassie no ha venido a desayunar —se fijó Nico.

—Puede que siga sin encontrarse bien —Piper hizo una mueca con los labios.

—Qué pena, quería conocerla —dijo Thalia—. Aunque ya hice una medio amiga anoche.

—¿Anoche? —preguntó Hazel.

—Sí, una chica que salía de misión. Decía que Quirón se lo había pedido de forma silenciosa para no sembrar el caos. Tiene que ir a por un mestizo bastante poderoso a Nueva Jersey.

—Yo no he escuchado nada de ninguna misión —pensé en voz alta.

—Dijo que se llama Esther Blofis, de la cabaña 5.

Todos miramos a Percy. Él había perdido el color por completo.

—No era de la cabaña 5, ¿verdad? —Thalia arrastró las palabras.

—Maldita sea —Nico se pasó las manos por la cara—. La buscaré. Llegaré rápido con viajes sombras. Id a su cabaña y mandadme noticias cuando sepáis algo nuevo.

El hijo de Hades caminó hacia la colina mestiza a grandes zancadas hasta convertirse en humo negro y salir disparado.

Todos juntos nos encabezamos hacia la cabaña 22: una construcción con rasgos grecorromanos, como todas las del campamento, con techos altos y ventanas. Las escaleras de la entrada eran de mármol, y su puerta tenía una alas de ángel en el centro, con la guadala que representaba al padre de Cassie, la Muerte.

La cabaña estaba desierta. Sus ventanales estaban opacados por las cortinas, y la gran cama con dosel estaba vacía. El armario estaba abierto, y la puerta del baño igual. Y en una pared vacía había una gran pintura sin acabar. La cinta de pintor marcaba el área. Se trataba de una versión de La Noche Estrellada en la que los tonos eran morados y no azules, y el paisaje mostraba Venecia.

The Death Angel ||Nico di Angelo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora