La verdad es que, en ese momento, Lizzy no me atraía en lo más mínimo. No era más que una distracción, una forma de evadir la tormenta interna que me atormentaba. Solo buscaba algo, cualquier cosa, que me ayudara a olvidar el vacío que me dejaba la ausencia de Alejandra. Pero al final, sabía que todo eso era una mentira. Solo estaba huyendo de mis propios sentimientos.
Una mañana, como cualquier otra, mi celular sonó con el tono de "Helena", una de las canciones de mi banda favorita. La melodía me hizo recordar a tiempos más simples, y cuando contesté, la suave voz de Lizzy me sacó de mi ensimismamiento.
• ¿Hola? Es temprano y es sábado... ¿por qué me despiertas? pregunté con voz adormilada, sin muchas ganas de salir de la cama. La luz del sol se colaba tímidamente por la ventana, y la pesadez de mis pensamientos me mantenía atrapado en el colchón.
• Nos vemos en el Centro Comercial, tengo que entregar algo y no quiero ir sola dijo ella sin rodeos, como si fuera la cosa más natural del mundo.Me desperezé, aún con la mente nublada.
• ¿Y tu novio? pregunté, aunque ya sabía la respuesta. No tenía mucha idea de lo que quería de mí ni de lo que buscaba en esta relación recién nacida.
• No me hables de él, quiero verte a ti respondió con firmeza, casi como un susurro desafiante. Sus palabras me hicieron sentir un vacío incómodo, pero me levanté, sabiendo que no tenía motivos para rechazar su invitación.Me preparé sin muchas ganas. Nos encontramos frente a la iglesia, ese lugar que parecía estar lleno de recuerdos que ya no deseaba cargar. La saludé con la misma rutina que siempre, casi como si estuviera haciendo un favor, y mientras caminábamos hacia el centro comercial, una pregunta rondaba mi cabeza: ¿Por qué yo y no su novio? ¿Qué buscaba ella en mí?
El silencio entre nosotros era palpable. No era bueno para hablar con chicas, y aún menos con alguien que apenas conocía. Pero a medida que caminábamos, el ritmo de nuestros pasos se fue haciendo más lento, como si el aire pesado entre nosotros estuviera pidiendo ser despejado. Fue entonces cuando la conversación, que hasta entonces había sido incómoda, tomó un giro inesperado.
• Si yo fuera tu novio, te trataría mejor dije, sin pensarlo mucho. Estaba convencido de que el tipo con el que ella salía no la valoraba como se merecía.Lizzy me miró un momento, y su expresión cambió. Parecía pensativa, como si las palabras que acababa de decirle la hubieran tocado de alguna manera. Luego, con una sonrisa un poco melancólica, respondió:
• Si Osmar no estuviera en mi vida, estaría contigo dijo sin rodeos, como si sus emociones ya no pudieran ser contenidas.Algo se rompió dentro de mí en ese momento. A pesar de lo que había dicho, no quería meterme en una relación que no tenía futuro, pero, aún así, no pude evitar preguntar, casi por impulso:
• ¿Te gustaba? Me armé de valor, como si la pregunta fuera una forma de validar lo que estaba sucediendo.
• Me gustabas mucho cuando nos veíamos en la iglesia respondió ella, con la voz tímida, casi avergonzada.
• ¿Y yo te gusto? Preguntó, con los rostros ahora cerca, un leve rubor coloreando sus mejillas. Sonreí, pero no respondí con certeza. No podía mentirle. De alguna forma, no sabía si realmente me gustaba o si solo la veía como una forma de llenar el vacío que Alejandra había dejado.Llegamos al local donde ella debía entregar lo que había llevado. No había muchas palabras para decir; el ambiente se volvía más denso a medida que el tiempo pasaba. Después de que ella entregó lo que necesitaba, comenzamos a caminar de vuelta. El aire estaba cargado, y yo sentía que algo iba a cambiar, aunque no estaba seguro de si quería que eso sucediera.
De repente, sin pensarlo mucho, la tomé del brazo. El impulso fue más fuerte que la razón, y la besé. Fue un beso rápido, pero intenso, como si en ese momento pudiera arrancarme el dolor que llevaba dentro. No supe qué pasó después, pero sin decir nada más, me marché.
Al día siguiente, nos vimos en la iglesia, como siempre. Ella se acercó a mí con una expresión que no supe leer al principio.
• He terminado con Osmar me dijo, casi en un susurro, como si me estuviera revelando algo muy personal. Lo hice por ti.No supe qué decir. La había metido en un mundo que no tenía respuesta. ¿Era eso lo que quería? ¿Realmente me importaba lo que ella sentía? De alguna manera, estaba empezando a salir con Lizzy en secreto, pero lo hacía sin pensar, como si mi mente estuviera en otro lugar, atrapada en un sentimiento de confusión.

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Distancias.
Novela Juvenil"Distancias" es un viaje íntimo a través de los recuerdos, los encuentros y los silencios que marcan a fuego el alma. Dan, un joven atrapado entre la nostalgia del pasado y el vértigo del presente, nos guía con voz sincera y vulnerable por los momen...