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La hambruna ha hecho estragos en la región del este. Los árboles muertos, los pueblos grises, incluso la forma cabizbaja de caminar de los aldeanos. La madera podrida de las casas, el fango sepultando los pies de los marchantes en las calles. Todo lucia tan muerto y decadente menos la iglesia del imperio oriental. La catedral de Mivas, la santa viva. Ostentosos hornamentos barrocos adornaban la capilla en la cuál cientos de peregrinos iban diario a pedir milagros a la estatua de la santa. Todos oían como aquella mujer trajo paz y orden a las caóticas tierras de oriente y rogaban para que pasara lo mismo en sus tierras.

La gente iba en peregrinaciones escoltada por los caballeros de Mivas, ostentosos guardias con armaduras doradas, llegaban dando lo poco que les daba las tierras. Ofrendas de comida, agua e incluso cabezas de reses. Al entrar a la iglesia de techo alto y puertas amplias se inundaban con el aroma a incienso. El humo les impedía ver el altar al final, siendo guiados únicamente por el camino marcado por velas a los costados de la alfombra roja del pasillo central. Ofrecían la comida sobre el altar de manta blanca en el centro y procedían a sentarse en las bancas. Solo restaba oir la misa y rogar por un milagro. Que llueva, que la plaga se vaya, que la sequía acabe. La gente se incaba a rogar por su milagro.

La papisa de la iglesia apareció en el estrado, usando su largo vestido con detalles florales bordados; un velo blanco ocultando su melena, un collar negro tapando el escote del vestido y un cubrebocas ocultando su nariz hasta la barbilla. Con las semanas se volvió una tradición ir a la iglesia diario a rogar por un milagro. Los ladrillos se adornaron con oro, las losas se cambiaron por blanco mármol y finos muebles de roble arribaron a la iglesia. Todo comenzó a girar en torno a la iglesia, las chosas y tiendas de lona se extendían al rededor de la capilla.

Esa iglesia era la joya en la corona gris de aquellas tierras. El pueblo seguía muriendo de hambre. Transitar por los callejones entre las chosas era deprimente; gente enferma y hambrienta se movía sucios entre el barro mientras la peste les consumía, la iglesia juraba que todos los males del pueblo eran causa de un peligroso demonio en los alrededores y por ende debían rendirles tributo para protegerlos del mal. Los campesinos pobres eran reubicados cada vez más y más lejos de la iglesia mientras la zona centro se convertía en una base de paso para el ejército de Mivas.

Era una tarde cálida, la iglesia reclamaba tributo. La gente del pueblo apenas tenía para sobrevivir y habían llegado al acuerdo de no seguir entregando su escasa comida a la iglesia. Un escuadrón de soldados desfilaba escoltando un carruaje de madera con indumentarias doradas. Fueron hasta la zona más desafortunada del pueblo y llegaron a una tienda de lona junto a un árbol. De ese carruaje bajó la papisa y entró al lugar. Alfombras varipintas, olor a incienso y damas con porte coqueto. Las chicas y sus clientes cambiaron a un semblante más serio al ver a la mujer y a su escolta entrar.

—hoy fue un mal día para la parroquia de Mivas— dijo la sacerdotisa levantando su velo dejando caer su larga melena negra por su espalda— todo el pueblo dice que ustedes insitaron a no dar el tributo hoy—.

Junto a ella entraron sus caballeras reales, usando armaduras doradas con finas telas rojas de ceda. La sombra de ellas eclipsó los rayos de sol que iluminaban el interior. La matrona del grupo estaba fuera, al ver eso le entregó a una de sus chicas un costal con joyas y algunas monedas de oro.

—es todo lo que pudimos conseguir— dijo apurada— ve al sur y pide ayuda al gremio de aventureros— ordenó a la chica que la acompañaba—.

La chica huyó dejando atrás el pueblo mientras la matrona se escabullia a la tienda por detrás. Todos yacian en silencio mientras la sacerdotisa hablaba, su larga melena tenía anillos y joyas y brillaban con un aura dorada.

—me decepciona, después de todo por lo que hemos hecho por su pueblo— siguió hablando la mujer, su cabello se sacudió como látigos— la avaricia y la lujuria son pecados que deben ser castigados— finalizó.

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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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(Vore) Shadow Eaters (Devoradoras De La Oscuridad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora