• XVIII

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Los paramédicos llegaron rápidamente al departamento de Fernanda y comenzaron a atenderla con urgencia mientras esperaban a la policía, que llegaron minutos después. Mayte, aún aturdida por la magnitud de lo que había presenciado, respondió a las preguntas de los oficiales con voz entrecortada. Les relató lo poco que Fernanda le había contó y proporcionó cualquier detalle que pudiera ayudar en la investigación.

Los oficiales le explicaron que tenían que llevarse a Fernanda para realizar los estudios necesarios y para interrogarla sobre lo sucedido. También le preguntaron si tenía alguna información sobre Héctor, y Mayte asintió con determinación.

Los oficiales procedieron rápidamente y se dirigieron a realizar las gestiones para detener a Héctor. Héctor se encontraba nervioso en la sala de interrogatorios, mirando hacia abajo mientras las preguntas comenzaban. Tras algunos momentos de silencio incómodo, finalmente decidió contar lo que había sucedido.

Flashback

Cuando Gerardo salió enojado de la oficina de Mayte, se acercó a Héctor y le ofreció una suma considerable de dinero para que abusara de Fernanda. Al principio, se habia negado rotundamente, horrorizado por la propuesta. Sin embargo, los celos que sentía al saber que Fernanda estaba con Mayte lo impulsaron a reconsiderar.

Esa noche noche, Héctor se presentó sin previo aviso en el departamento de Fernanda. Ella, confiada, lo dejó entrar. Sin mediar palabras, Héctor se abalanzó sobre ella, agarrándola bruscamente de la cintura y besándola con ferocidad. Fernanda se separó rápidamente de él, sorprendida y asustada por su agresividad.

"¿Qué te pasa? ¿Estás loco? ¡Lárgate de aquí!", le gritó Fernanda, empujándolo lejos, sintiendo su respiración acelerada.

Héctor, cegado por sus impulsos, la cacheteó con furia. Fernanda cayó al suelo, aturdida por el golpe. Sin darle tiempo a reaccionar, él la sujetó con violencia y comenzó a desvestirla, besándola fuertemente. Fernanda se apartó nuevamente y corrió hacia su habitación, buscando desesperadamente su celular para pedir ayuda.

"¡No! ¡Déjame!", gritó Fernanda al ser alcanzada por Héctor. Héctor la inmovilizó y continuaba con sus ataques. La golpeó con fuerza, mientras le tapaba la boca.

En un momento de claridad, Héctor se detuvo abruptamente, sintiendo un repentino remordimiento y miedo. Se apartó de Fernanda, avergonzado y temblando por lo que estuvo apunto de hacer.

"Lo siento, Fernanda... Perdón...", balbuceó
Héctor, visiblemente afectado por sus propios actos.

Fernanda, todavía en estado de shock, lo miraba con horror y dolor en sus ojos. Héctor se vistió apresuradamente y huyó del lugar, dejando a Fernanda sumida en una angustia y una vulnerabilidad devastadoras.

Fin del Flashback

Una vez que Héctor terminó su relato, la policía procedió con la formalización de cargos en su contra. Le informaron de las consecuencias legales de sus acciones, incluyendo el tiempo que enfrentaría en prisión.

Los oficiales se acercaron a Mayte y a Fernanda, informándoles sobre el progreso de la investigación y las acciones tomadas contra Héctor. Aunque aliviadas de que Héctor fuera arrestado, la rabia de Mayte se intensificó al saber que todo había sido planeado por Gerardo.

"¿Qué pasará con Gerardo? ¿Podrán arrestarlo también?", preguntó Mayte, con una mezcla de determinación y furia en su voz.

"Estamos recabando toda la información necesaria para localizar a Gerardo y llevarlo ante la justicia. Necesitamos su colaboración para poder encontrarlo", le dijo el oficial, mirando a Mayte.

Mayte sacudió la cabeza, sintiéndose impotente por no saber dónde podría estar Gerardo. Con un suspiro, Mayte y Fernanda salieron de la comisaría y emprendieron camino hacia la casa de Mayte.

Fernanda, con la mirada perdida en las luces de la ciudad que pasaban fugazmente, estaba sumida en sus pensamientos. Mayte, sintiendo el dolor de Fernanda, le acarició suavemente la pierna, intentando transmitirle un poco de consuelo.

Al llegar a la casa, Mayte guió a Fernanda hacia la habitación de invitados. La dejó ahí por unos minutos mientras iba a su propia habitación a buscarle algo cómodo para dormir. Regresó con una pijama y se la entregó a Fernanda, quien le agradeció con un susurro.

"Nadie te hará daño mientras yo esté aquí, Fer", le dijo Mayte, acercándose y dejándole un beso en la frente. Le deseó buenas noches y se dirigió hacia la puerta.

"May, no me dejes sola. Quédate conmigo, por favor", pidió Fernanda con voz temblorosa.

"Está bien, déjame arreglarme para dormir y vuelvo enseguida", Fernanda asintió y se cambió con la pijama que Mayte le había dado.

Poco después, Mayte regresó, vestida también con ropa de dormir. Encontró a Fernanda ya acostada en la cama. Se deslizó bajo las sábanas y la abrazó. Fernanda cerró los ojos, sintiéndose en paz y segura por primera vez en horas.

"Gracias por estar conmigo, Mayte. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Sin ti, mi vida sería muy vacía", murmuró Fernanda, sintiendo las caricias de Mayte en su cabello.

"Yo soy la que tiene que agradecerte. Me diste la fuerza para salir de un matrimonio tan triste y vacío", le dejó un beso en la frente, acercándola más a ella.

Los ojos de Fernanda se llenaron de lágrimas de emoción. La besó en los labios suavemente, y Mayte correspondió con ternura. Se besaron por un rato largo, hasta que se separaron y se quedaron abrazadas.

"Cancelaré el viaje de mañana. Es muy pronto y debes descansar", dijo Mayte, mirándola a los ojos.

"No, May, iremos al viaje. Fue de imprevisto, así que debe ser importante", respondió Fernanda con firmeza.

Mayte no la contradijo, simplemente asintió. Poco después, ambas se quedaron dormidas, encontrando consuelo en la presencia mutua.

A la mañana siguiente, Mayte se levantó temprano, cuidando de no despertar a Fernanda. Bajó a la cocina y se encontró con el desayuno listo como siempre. Mientras esperaba a que Fernanda despertara, envió un mensaje a Isabel y Alejandra, contándoles lo que había sucedido.

Fernanda se despertó con el aroma del café proveniente de la cocina. Se levantó lentamente, sintiéndose aún frágil, y se dirigió hacia la cocina. Mayte, ya sentada en la mesa, la recibió con una sonrisa cálida.

"Buenos días, amor. Espero que hayas dormido bien", dijo Mayte, besándole la frente.

"Buenos días. Sí, dormí bien. Gracias por todo, May", respondió Fernanda, dejándole un rápido beso en los labios.

Poco después, Isabel y Alejandra llegaron, llenas de preocupación. La empleada las recibió en la puerta y las condujo al comedor.

Fernanda, al verlas, se levantó y las abrazó, agradecida por su presencia. Se sentaron junto a ellas y la empleada les sirvió el desayuno.

"¿Cómo te sientes, Fer?", preguntó Isabel, preocupada, tomando su mano.

"Estoy mejor, Isa, gracias. Aún me siento un poco abrumada, pero estar con ustedes me ayuda mucho", respondió Fernanda con una sonrisa suave.

"Gerardo es un desgraciado. Lo que hizo no tiene nombre, y todo porque lo cambiaron por una mujer", dijo Alejandra, dando un sorbo de jugo.

"Tanto Héctor como Gerardo pagarán por lo que hicieron", dijo Mayte con determinación, a lo que todas asintieron en silencio.

Continuaron con el desayuno, conversando y riendo, tratando de aliviar el dolor de Fernanda.

ENTRA EN MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora