Mayte y Fernanda regresaron al hotel un rato después. Al cerrar la puerta, la habitación se llenó de una tensión palpable mientras se miraban a los ojos con amor y deseo, comprendiendo la profundidad del momento que estaban a punto de compartir. Las luces tenues creaban un ambiente íntimo, casi mágico, que envolvía cada rincón.
Mayte se acercó a Fernanda con una mirada intensa, sus ojos reflejando una mezcla de amor y pasión. Sin pronunciar palabra, Mayte inició un beso suave y delicado. Los labios de Fernanda respondieron con igual fervor, y lo que comenzó como un roce ligero se transformó en una tormenta pasional.
Las manos de Mayte comenzaron a vagar con destreza por el cuerpo de Fernanda, desabotonando su blusa con una precisión cuidadosa. Cada botón que se deslizaba revelaba un poco más de la piel suave de Fernanda, y Mayte lo exploraba con ansias, dejando que sus dedos rozaran cada centímetro descubierto. Fernanda, temblorosa pero decidida, replicó el gesto, desvistiendo a Mayte y deslizando el vestido por sus hombros, dejándolo caer al suelo.
Ambas se despojaron de todas sus prendas con una combinación de urgencia y adoración. Mayte guió a Fernanda hacia la cama, acostándola con sumo cuidado sobre las sábanas blancas. Continuó besándola, cada beso una exploración amorosa de la piel de Fernanda. Los labios de Mayte se detuvieron en la mejilla de Fernanda, y se separó apenas un suspiro para mirarla a los ojos.
"Tú alguna vez me devolviste la seguridad que Gerardo me quitó en todos estos años. Ahora yo te ayudaré a recuperar la seguridad que Héctor te quitó", dijo Mayte con voz suave pero firme.
Fernanda asintió, sonriéndole. Mayte comenzó a bajar sus besos, cada uno depositado con ternura en cada moretón, en cada marca que Héctor había dejado. Fernanda cerró los ojos, permitiéndose sentir el amor que emanaba de cada caricia, de cada gesto de Mayte. Se sintió completamente amada y feliz.
Los dedos de Mayte rozaban la piel de Fernanda, provocando escalofríos de placer. Mayte se detuvo abruptamente, tomándose un momento para admirar a Fernanda. Sus ojos brillaban con amor y anticipación, y su respiración se aceleraba con cada segundo que pasaba.
Mayte inclinó su rostro hacia el cuello de Fernanda, depositando besos suaves que la hacían temblar. Las manos de Mayte se movieron por el cuerpo de Fernanda, explorando cada curva, cada línea con una reverencia casi sagrada.
Mayte volvió a subir, encontrándose con los labios de Fernanda en un beso profundo y apasionado. Sus cuerpos se entrelazaron, moviéndose al unísono en una danza de deseo. Mayte bajó nuevamente sus besos, explorando cada rincón del cuerpo de Fernanda con sus labios, en una mezcla de delicadeza y pasión ardiente.
Los gemidos de Fernanda llenaron la habitación, cada sonido una sinfonía de placer que resonaba en el corazón de Mayte. Se movieron juntas, sus cuerpos sincronizados en un ritmo que hablaba de su profunda conexión. Mayte se tomó su tiempo, asegurándose de que cada caricia, cada beso, fuera una expresión de su amor y devoción.
El tiempo pareció detenerse mientras se entregaban la una a la otra. La intensidad de su unión creció, un crescendo de pasión que las llevó al borde del éxtasis. Cuando finalmente alcanzaron el clímax, sus cuerpos temblaron juntos y sus almas se entrelazaron en un momento de perfecta armonía.
El cansancio finalmente las invadió, y se recostaron abrazadas. La respiración de Fernanda se volvió lenta y profunda, y Mayte la sostuvo con ternura. Fernanda acarició el cabello de Mayte, sus dedos moviéndose con una suavidad amorosa.
"Te amo mucho, Mayte", susurró Fernanda con voz ronca, sus ojos llenos de emoción y gratitud.
"Y yo a ti, Fer. Eres perfecta", respondió Mayte, besando suavemente la frente de Fernanda.
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ENTRA EN MI VIDA
FanfictionMayte Lascurain, una mujer fuerte y exitosa, atrapada en un matrimonio tóxico, encuentra un inesperado consuelo en su asistente, Fernanda Meade. Tras una serie de eventos que revelan las vulnerabilidades de Mayte, ambas mujeres empiezan a explorar u...