Llegaron a la casa de Fernanda y con la ayuda de Héctor, dejaron a Mayte en el sofá de la sala. Mayte seguía llorando, su cuerpo temblaba con cada sollozo. Fernanda le agradeció a Héctor y le dijo que mañana lo llamaría para que fuera por Mayte. Él, con una mirada de preocupación, asintió y se fue, dejándolas solas.
Fernanda se acercó a Mayte y le acarició suavemente el cabello. Mayte volteó a verla, sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero esbozó una sonrisa al sentir el toque cálido y reconfortante de Fernanda. Sus miradas se conectaron, una corriente fluía entre ellas.
"¿Tienes vino?", preguntó Mayte con su voz quebrada.
Fernanda le respondió con firmeza pero con ternura. "Sí, pero no te voy a dar. No quiero que te pongas peor. Voy a llamar a Isabel."
Fernanda se levantó para buscar su celular, pero Mayte la tomó del brazo con suavidad, suplicándole con la mirada. "No llames a Isa, por favor. Quiero quedarme contigo. Por alguna razón, tú me haces sentir bien."
Fernanda sonrió y se volvió a sentar junto a ella. "Está bien, no llamaré a nadie. Me quedaré contigo."
Mayte la miró con gratitud. "Lo siento por estar así. No debí haber bebido tanto."
"No te preocupes, Mayte. Es tu manera de desahogarte. No es bueno esconder lo que sentimos."
Mayte asintió, fijando sus ojos en los de Fernanda. "Tienes razón. No podemos esconder lo que sentimos. Y yo siento algo cuando estoy cerca de ti..."
Fernanda se tensó un poco y tragó saliva con fuerza. "Yo también siento algo, Mayte."
Mayte siguió mirándola, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y deseo. Poco a poco, se acercó a Fernanda, sincronizando sus respiraciones. La mano de Mayte se posó en la mejilla de Fernanda, acariciándola suavemente. Fernanda cerró los ojos, sintiendo como su corazón latía con fuerza en su pecho.
"¿Puedo besarte?", preguntó Mayte, su voz apenas audible. "No sé por qué, pero me muero de ganas de hacerlo."
Fernanda abrió los ojos y la miró fijamente. "Yo también quiero, Mayte, pero no creo que sea el momento adecuado. Estás en un mal estado."
Mayte no dijo nada más y, en lugar de eso, la calló con un beso. Al principio fue tímido, un roce suave de labios que hizo que el tiempo se detuviera. Pero pronto, el beso se intensificó, sus labios moviéndose con urgencia y pasión. Las manos de Mayte comenzaron a desabotonar la camisa de Fernanda, pero en ese momento, Fernanda se apartó, respirando entrecortadamente.
"No, Mayte. No es el momento", dijo, su voz firme aunque temblorosa.
"Sí lo es, Fernanda. Por favor", insistió Mayte, su voz llena de necesidad.
Fernanda negó con la cabeza. "No, no lo es. Estás muy tomada y no está bien. Te traerte una pastilla."
Fernanda se levantó rápidamente y fue a buscar una pastilla y un vaso con agua. Regresó al sofá y se los entregó a Mayte, quien la miraba con una mezcla de frustración y resignación. Después de que Mayte tomó la pastilla, Fernanda se perdió en el pasillo y regresó minutos después con una pijama.
"Esa es la habitación donde puedes dormir, Mayte", le indicó Fernanda, señalando una de las habitaciones.
Mayte tomó la pijama sin decir nada, mirándola un poco enojada. Se dirigió a la habitación, cerrando la puerta tras de sí con un leve golpe.
Fernanda suspiró profundamente y se dejó caer en el sofá. Una sonrisa se formó en sus labios al recordar el beso, aunque sabía que la situación era complicada. Se quedó allí, reflexionando sobre todo lo que había pasado, sintiendo una mezcla de emociones que la dejaban inquieta y esperanzada a la vez.
Mayte despertó con una incomodidad y un dolor de cabeza inmenso. A pesar del malestar, recordaba claramente todo lo sucedido la noche anterior. Se levantó con cuidado de la cama, moviéndose con lentitud debido al ligero mareo que sentía. Siguió el aroma de la comida hasta la cocina, donde encontró a Fernanda concentrada en preparar el desayuno.
Fernanda levantó la vista al verla entrar y le ofreció una silla en la mesa. Un silencio incómodo se formó entre ellas, cargado con el peso de lo ocurrido la noche anterior.
Mayte, algo incómoda por el silencio, decidió romperlo. "Gracias por ayudarme anoche. Y... siento mucho cualquier cosa que haya dicho o hecho. El alcohol me afectó bastante."
Fernanda, sintiendo un poco de dolor, la miró con una sonrisa forzada y asintió suavemente, mientras le servía el desayuno.
Unos golpes en la puerta interrumpieron el momento. Fernanda se levantó para abrir, revelando a Héctor, quien al ver a Fernanda, no pudo evitar sonreírle, mientras sus ojos brillaban con dulzura, encantado por la imagen de Fernanda en su aspecto mañanero. Mayte los observaba disimuladamente, sintiendo unos celos profundos invadirla y rápidamente su rostro se tensó.
"¿Ya desayunaste?", le preguntó a Héctor, mientras le daba paso hacia adentro.
Héctor asintió y volteó a ver a Mayte. "Buenos días, señora Mayte".
Mayte, sin mucho ánimo, le devolvió el saludo. Fernanda le ofreció café a Héctor y él aceptó con una sonrisa. Mayte dejó el plato a un lado, alegando que no tenía mucha hambre y se excusó para retirarse a cambiarse. En la privacidad de la habitación, permitió que su frustración emergiera. Se vistió rápidamente con la misma ropa de la noche anterior.
Cuando regresó a la sala, las risas de Fernanda y Héctor llenaban el espacio. Mayte entró con una expresión seria, y las risas se detuvieron al notarla. Mayte le dijo a Héctor que la esperara a afuera y él se despidió de Fernanda antes de salir.
"¿No iras a la empresa?", preguntó Mayte, mirándola con el ceño fruncido.
"Quería pedirte si puedo faltar hoy. Tengo algunas cosas que hacer y ya revisé tu agenda, no hay mucho en lo que me vayas a necesitar," dijo mirándola a los ojos, mientras daba un sorbo a su taza de café.
Mayte se tomó unos rápidos segundos para detallarla. Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al verla en una bata azul, que le llegaba hasta arriba de las rodillas, y tenía una abertura en el pecho que le permitía una amplia vista de su cuello y parte de su escote.
"Está bien, tienes el día libre, Fernanda. Nos vemos mañana," dijo antes de salir.
Fernanda cerró la puerta tras ellos, soltando un suspiro de alivio. Se dirigió a la cocina a terminar su café, sintiendo sus emociones disparadas.
Después de tomar su café y ducharse, decidió llamar a su hermana, sabiendo que podía contar con ella sin temor a ser juzgada.
Claudia llegó a casa de Fernanda con una expresión de preocupación. "Me dijiste que era urgente, María. ¿Qué pasó?".
Fernanda respiró profundamente, sintiendo un nudo en la garganta antes de hablar. "Anoche... Mayte y yo nos besamos."
Claudia abrió los ojos sorprendida, pero mantuvo su expresión comprensiva y tranquila. "¿Y cómo te sientes con todo respecto a eso?," preguntó suavemente.
"Confundida, Clau. No pude conciliar el sueño en toda la noche. Me di cuenta de que me gusta Mayte, pero ella está casada..."
"Sí, pero tú me comentaste que las cosas con su esposo estaban mal. ¿Hablaste con ella sobre lo que sientes?", la miró atentamente.
Fernanda negó con la cabeza. "Apenas anoche me di cuenta de lo que siento y Mayte estaba muy tomada como para decírselo".
"Entiendo, pero no puedes callar este sentimiento. Tienes que hablar con ella".
Fernanda asintió lentamente. "Quién diría que a mis maravillosos cincuenta y cinco años me iba a fijar en una mujer como ella."
Por otro lado, Mayte llegó a su casa luego de salir de la casa de Fernanda. Se dio una ducha rápida, se cambió de ropa y se dirigió a la empresa minutos después.
![](https://img.wattpad.com/cover/371764780-288-k326772.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ENTRA EN MI VIDA
FanfictionMayte Lascurain, una mujer fuerte y exitosa, atrapada en un matrimonio tóxico, encuentra un inesperado consuelo en su asistente, Fernanda Meade. Tras una serie de eventos que revelan las vulnerabilidades de Mayte, ambas mujeres empiezan a explorar u...