No habían existido muertes en esta guerra hasta qué el dragón de Aemond llegó manchando en sangre y trajo a mi hermano contrariado y agitado.
El y yo no manejamos la mejor relación fraternal, aún así era su rey y podía preguntar.
Toqué la puerta de su habitación y entré.- Aemond, ¿Qué paso allí fuera?.
-Nada.- Susurró quitándose la capa.- Vete de aquí.
-Aemond te estoy ordenando que me digas que paso allí fuera.- Le grité.- Tu rey te lo ordena.
-Por los Dioses, Aegon, no pasó nada.- En el cinturón de Aemond había una daga, una daga que no era suya, conocía las armas de mi hermano, y sobre todas las cosas, yo conocía a mi hermano.
- ¿De quién es esa daga?.- Aemond la tomo del cinturón y la arrojo a la mesa.
- De Lucerys.-contentó.-ya te respondí, ¿Ahora estás contento?.-Se quejó mientras el fuego era lo único que permitía que el cuarto de piedra se mantuviera con algo de claridad.
-¿Lo mataste?.- Aemond me miró y luego miró a la puerta.
-No.- Susurró.- como se te ocurre.
-Te conozco Aemond.-Me acerqué a él y lo miré de cerca.- ¿Lo mataste?.- Baje más la voz.
-No, no está muerto Aegon, Pero tampoco estoy obligado a decirte qué pasó con él.- Carraspeó.- La noticia de su muerte se extenderá y llegará a tus oídos también.
-¿Qué?, pero estás diciendo que no lo mataste.
-No está muerto, puedes dejarme en paz y confiar en mi.- Mire la daga en la mesa.
- Bien, voy a confiar sobre qué no lo mataste, Pero yo no confío en ti hermano, lo lamento.- Susurré.
-Bien, ahora ya te vas.-Señalo la puerta.
Salí del lugar y observé al patio como un cuervo llegaba con un mensaje.
-Sir.-Salude cuando el iba en dirección al cuarto de mi madre.
-Mi rey.- Se inclinó.
-Puede entregarme ese mensaje.-Estire mi mano y el me lo entrego.
Lo abrí y en efecto era un cuervo con el mensaje sobre la muerte de Lucerys, en una batalla contra a Aemond y Vhagar.
"No está muerto", quería creer que Aemond decía la verdad.
Guarde el mensaje, a la final tendría que hablar en el pequeño consejo sobre el al día siguiente.
No pude dormir pensando en como Aemond estaba tan seguro sobre qué Luke no estaba muerto, así qué me levanté temprano a interrumpir sus sueños.
-Despierta.- Le lancé la almohada en la cara.
- Aegon.- Se sentó apartando la manta de su cuerpo.
- Qué voy a decir en el pequeño consejo sobre Luke, dime qué has hecho con el Aemond.- Le lancé el mensaje del cuervo.
-No digas nada.- Se quejó.-Deja qué piensen que está muerto y ya está.
-¿Y ya está?.- Me quejé.- No, es así de fácil, Rhaenyra va a querer venganza.
-Aegon puedes escucharme por una sola vez en tu vida y entender que nada pasará.
-Bien.- De nuevo tenía que ser el perro callado por el cual todos hacían lo que les daba la gana a mis espaldas.
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Del Odio Al Amor Y Del Amor Al Odio- Jacegon
FanfictionEl odio era tan profundo y arraigado en los corazones de él reino entero que la única salida era morir. Por qué no había nadie capas de destruir un reino, que no fuera el reino mismo. O quizás había otra salida que no deseaban ver.