—¿Qué quería? —mientras dejaba todas las bolsas encima de mi cama y miraba a mi hermana Fancheska. —¿Le dejaste entrar?
—Neny dijo que él no era bienvenido.
—Entonces hiciste bien en escuchar a tu hermana mayor. —no sé qué diablos puede querer Malcom aquí después que él mismo fue quien terminó conmigo.
Aunque de haber sabido que en verdad me había estado engañando, seguramente yo también habría terminado con él.
O quizá no.
La estabilidad que representaba en mi vida me tenía embrujada y no me dejaba ver más allá de mis narices.
—¿Te dijo que quería? —Vuelvo y le pregunto.
Aunque, sospecho, de sus intereses. Tengo que preguntar para confirmar.
—Dijo que las cosas terminaron bien feas entre ustedes.
—Franceska tienes dieciséis años y entiendo que has escuchado bastante sobre la infidelidad.
—Pues la verdad es que sí. ¿Él te fue infiel?
—No lo sé. Cuando le pregunté me echó la culpa de todo y decidió terminar sin escucharme.
—Pues te fue infiel. —Increíblemente, mi hermana de dieciséis años tiene más aplomo que yo.
—¿Mamá estaba aquí cuando vino?
—No, salió a conseguir unas cosas para arreglar el refrigerador. —Mi madre está empeñada en que ella puede arreglar todas las cosas de la casa sin saber que no tiene la capacidad ni el cuerpo de una mujer de veinte años.
—Gracias por decirme cariño, por favor. No le cuentes a mamá que Malcom ha estado aquí en la casa.
—Te quiero, Vicky. Estoy feliz de verte feliz. Espero conocer a ese hombre que te tiene así muy pronto. — dejándome boquiabierta, mi hermana menor salió de la habitación y cerró la puerta tras suyo.
El día se me fue volando. En compañía de Rosita las horas pasaban sin que uno pudiera percatarse y eso era una parte importante de tener una amiga con tanta energía y llena de vitalidad. Éramos tan diferentes como dos gotas de agua y aceite, pero aun así nos llevábamos como si hubiéramos nacido del mismo vientre. Ella era una hermana más para mí.
Entró al baño y me doy una ducha rápida encendiendo una de las velas con aroma a Jazmín. Me relajo en la bañera y permito que mi cuerpo respire por primera vez desde hacía 5 años. No me había dado cuenta, los ojos cada que había estado intentando mantener una fachada, una imagen que fuera acorde. No es que yo fuese una hipócrita y mentirosa, durante nuestros años de relación, pero la verdad es que me había sentido tan presionada que esto se había vuelto un estilo de vida. Mi intención de ser una esposa perfecta para él se había convertido en la manera de comportarme en todo momento. Mi madre tenía razón en algo, no estaba disfrutando de mi vida, no conocía nada de lo que a mí me gustaría hacer antes de conocer a mal, como yo, bailaba como nadie en la casa. Antes asistía a obras de teatro, me gustaba ir al cine y leer tantos libros como me fuera posible, incluso poniéndome retos a mí misma, marcándolos en el calendario para saber cuándo se historias podía leer en un mes. A medida que iba aumentando mi nivel de tareas en la universidad, mi tiempo para compartir se fue reduciendo; las obras de teatro pasaron a formar parte de mi pasado y poco a poco mi único medio de diversión era salir con Malcom cuando él podía dedicarme escasas horas.
Pero ya no tenía razón alguna torturarme con el pasado y las decisiones que yo había tomado al iniciar una relación con un hombre tan odioso y orgulloso como lo era Malcom.
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Un hijo para mi jefe - SERIE JEFES ENAMORADOS libro 1
RomanceVicky Román, siempre quiso tener hijos, una familia grande, de esas que se veían en las revistas y en las series de televisión. Ella siempre quiso tener lo que ella no había tenido en su infancia. Hija de una madre soltera que tuvo que tener tres t...