Todo está en el camión de la mudanza. Contratamos un servicio de mudanza, traslados y empaques, para supuestamente estar más tranquilas de que todo llegaría primero y que ellos mismos organizarían lo más pesado, como los sofás y el refrigerador.
Pero nosotros llegamos primero y encontramos la casa vacía.
—¿Qué te dicen? — le pregunto a mi madre mientras confirmo que he pautado cita para las dos de la tarde con un ginecólogo que según Waze estaba bastante cerca del apartamento.
—No responden. — dice Neny.
—No puede ser. — murmuro. — tengo la ropa desde esta mañana, estoy sudada. — murmuro pues me siento incomoda y hasta pegajosa, algo tonto pues debe de estar casi nevando de tanto frio hace.
—Sube y date un baño. — dice mi madre.
—No puedo creer que estés tan tranquila cuando nuestras cosas están en el aire. —Le digo con rabia. Estoy furiosa, pues ha sido decisión de ellas 3 haber contratado ese servicio de acarreo, yo no estuve de acuerdo y ahora pago las consecuencias. —Te lo dije bastante claro, mamá. Comienzo mañana el trabajo y hoy tengo compromiso.
—Vete a tu compromiso, Vicky. No voy a retenerte, esto es disparate. Vamos a disfrutar que estamos en un nuevo apartamento, comenzando una nueva vida. Deja de ver las cosas tan negativamente. —Dice mi madre restándole importancia al hecho de que solo tengo una muda de ropa y la traigo puesta.
Suelto un bufido y subo al apartamento.
Tengo los nervios de punta aparte de que las hormonas me están jugando una mala pasada. El cambio de horario, el cambio de departamento el nuevo trabajo son demasiadas cosas para asimilarlas de una vez por no pensar en el asunto tan importante que voy a resolver esta tarde.
—Ha sido un error contratar este servicio.
—Traigo algo de ropa extra en mi cartera. —Dice mi hermana, pero ni por asomo su ropa puede servirme a mí.
—No me iré en tu carro, en caso de que tengas que hacer cualquier diligencia. — le digo a mi madre. Y luego miro a Neny que me observa preocupada. —No te preocupes, tengo también un vestido dentro de la cartera, que si en caso del camión no llegar a tiempo, mañana puedo ir con el trabajo. — murmuro y me despido de ellas.
Llegaré tarde a la cita si no me voy pronto.
Al llegar al consultorio, después de dar dos vueltas frente al mismo edificio, y comerme las uñas por los nervios que se han apoderado de mi estabilidad emocional.
—¿Señorita Román? —Pregunta la secretaria del ginecólogo nada más verme llegar.
—Sí, soy yo. — respondo tímida mientras sacó mi identificación.
—Pase adelante. —dice la señora de unos cincuenta años.
—No tengas miedo. — dice el ginecólogo, diez minutos más tarde mientras me indica una prueba de sangre para confirmar la existencia de un bebe en mi útero. —De igual forma, vamos a hacer la ecografía y veremos si hay algo allí.
Asiento mientras estoy recostada en la camilla, mi garganta está cerrada y poco he dicho desde que entré al consultorio.
—¿Primera vez embarazada?
—Si-si. —tartamudeo mirando el techo.
—¿Cuándo tuviste tu último periodo? — El hombre comienza a hacerme preguntas que mis neuronas se niegan a responder con inteligencia. Niego con la cabeza y él toma mi mano. Es un hombre mayor de unos sesenta años y me mira con los ojos tranquilizadores. — Relájate. Es solo una ecografía y las preguntas son todas para saber un aproximado de cuánto tiempo estas.
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Un hijo para mi jefe - SERIE JEFES ENAMORADOS libro 1
RomanceVicky Román, siempre quiso tener hijos, una familia grande, de esas que se veían en las revistas y en las series de televisión. Ella siempre quiso tener lo que ella no había tenido en su infancia. Hija de una madre soltera que tuvo que tener tres t...