10: Ataques de sinceridad

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Mi amiga Lily me acecha desde la poca distancia que podemos tener. Atónita por lo que acabo de contarle, amenaza con echarse a reír.

—Dejame recapitular —interviene bajando la voz—, ¿Me estás diciendo que él es quien te está volviendo loca?

—Si.

—¿Que te ha besado hace dos años y evitó que rompas en llanto? Que déjame decirte, lamento que no te acuerdes, porque yo moriría por recordarlo.

Me limito a rodar los ojos y hacerle una señal para que baje aún más la voz.

—Aunque todavía me cueste creerlo, así fue.

—¿Y ahora vas a verlo diariamente entrenar sus sólidos músculos y siendo un ser adorable que juega con niños? —interroga cambiando su tono a uno más serio. Considero su última frase con una sensación diferente. Sinceramente eso no me causa ninguna molestia—. Si, ser tú en este momento es terrible. —agrega con sarcasmo.

Entorno mis ojos en su dirección. Por supuesto que luzco fastidiada y ansiosa. No me esperaba que se ponga de su lado o que le saque seriedad al asunto. Mínimo creí que le dedicaría alguna palabra de desprecio o algo similar, pero no, hay más fascinación que disgusto en su semblante.

—Gracias por el apoyo, Li —ella se ríe por lo bajo. Sigue sin quitarle la vista de encima al hombre encargado de cambiar mi cerradura ni tampoco a Alec. Frunzo mi entrecejo ante tal situación ¿Por qué carajos tiene que estar observandolo así?—. ¿Ni siquiera te da náuseas o algo parecido?

Le interrogo con algo de exageración en mis palabras.

—Beth, el chico está impecable —menciona con una sonrisa incontenible—. Niegamelo y dejo de ser vegetariana hoy mismo.

En parte me hace reír. En parte no. De repente me siento molesta por haberle contado todo eso sobre ambos, pero me irrito mas por tener estos pensamientos acerca de ella.

Está bien, ha quedado encantada con él, ¿Qué problema podría ser para mi?

—Aun así, su personalidad le resta algunos puntos.

Percibo que me mira de forma instantánea.

—¿Y si tuviese otra? —me pregunta con diversión. Cruzamos miradas y solo me enredo más porque no entiendo lo que me sugiere. Alec interrumpe su conversación con el hombre y la mirada seria que me dedica me activa para darle la espalda de inmediato.

—¿Otra? ¿A qué te refieres?

—Si Alec no tuviese la personalidad irritante que tú dices que tiene, ¿No cederias a sus encantos? —me codea.

Pongo los ojos en blanco ante su insinuación. Sin embargo no me inquieta a decir lo primero que se me viene a la cabeza. Nada me frena a decir lo que vengo asimilando hace unos días.

—Es atractivo justamente por el carácter que tiene. Si fuese de otra manera, no sería igual de fascinante.

La expresión de mi amiga me desencaja. Su mandíbula cae un poco, dejándola en silencio y sus ojos oscuros, a diferencia de los míos, irradian vergüenza. De repente el contacto de otra piel en mi cintura me hace estremecer; me aclara mis dudas sobre la mirada que me lanza Lily. Me hace desear cocerme los labios.

—Estás teniendo muchos ataques de sinceridad últimamente —murmura Alec en mi oreja dejando un efecto de estremecimiento desde ahí hasta mi espalda baja. Doy un respingo y clavo mis ojos en sus esmeraldas antes de que perciba que me ha erizado los pelitos de la nuca.

«No puede ser posible».

—Y tú te estás metiendo mucho en mis asuntos —exclamo con irritación.

I KNEW YOU WERE TROUBLE | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora