Capítulo 29

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No supe si me desmayé o me quedé dormida, lo cierto fue que me desperté desorientada y con un fuerte dolor en la cara, la cabeza y en general el cuerpo, aparte tenía hambre y sed, y no quería recibir nada de lo que me dieran, menos después de la historia que me contó ese hombre. Creo que hasta había perdido la noción del tiempo y la cantidad de horas que llevaba ahí metida.

Estuve quieta un buen tiempo, hasta el momento en que sentí muchos ruidos fuertes, era tan confuso que todo viniera de diferentes direcciones que mi mente no era capaz de ubicar que tipo de sonidos estaba oyendo.

Al final la puerta por la que salió Tomás fue abierta de golpe y no era nada mas ni nada menos que ese detestable hombre, apuntándome con un arma. —Preciosa, papi y tu Romeo llegaron, creo que cuando los tengamos en frente podré terminar mi historia, porque no es justo que los protagonistas no se vean las caras al final del camino.

Todo eso me confundía tremendamente, ya había entendido la primera parte de la historia, pero aun no lograba comprender qué significaba la segunda parte, esa que supuestamente me involucraba a mi y a un tal Mateo, definitivamente, tenia la cabeza hecha un lio.

Lo siguiente que supe, fue que ese hombre me había hecho parar del suelo y me había llevado a una silla casi desarmada para hacerme sentar y él poderse parar detrás mio con el arma en mi cabeza. Era inevitable no temblar de miedo.

—¡Vaya, vaya! Pero si tenemos aquí a los héroes del momento, sigan bienvenidos. Aquí la princesa y yo los estábamos esperando.

Ver a mi papá fue un alivio enorme y verlo junto a mi Martín fue lo mejor de todo, mis dos hombres, mi salvación.

—Manuelito, quiero que escuches una buena historia y tu preciosa Lorena también prepárate.

—Tomás no, por favor no lo haga, ella no merece sufrir más —dijo mi Martín, aunque no comprendía del todo por qué se conocían o por qué él sabía quién era ese hombre.

—La cereza del pastel mi amigo, ahora verás que conmigo no se juega. Lorenita, ¿recuerdas que te dije que iba a terminar la historia? Prepárate amor. Esto va así, después que muriera mi hijo, me prometí acabar con todo lo que mas amaba tu papito aquí presente, entonces idee un plan para que pudiera cobrar mi deuda. Ese hombre que tienes en frente, ese al que llamas Martín, llevaba en mi organización mas de 10 años, era uno de los mejores, un tirador excelente, un embaucador de primera, imagínate que es hasta capaz de enamorar jovencitas ilusas e inexpertas.

Cada palabra iba calando hondo en mi corazón, cada palabra iba rompiendo mis esperanzas...

—Ese hombre que tienes delante, que por cierto necesita presentarse nuevamente por que creo que no conoces su nombre, se llama Mateo ¿no es así? —Lo miré a la cara y cada palabra que salía de la boca de Tomás iba haciendo que su expresión cambiara y de paso que mi corazón se rompiera de a pocos. —A ese hombre le encomendé la misión de seguirte, de estar pegado a ti, aunque al principio no le gustó, terminó por agradarle su misión por que fíjate, se acercó a ti y te enamoró, todo como parte del plan. No creas que verlo en ese bar fue casualidad, todo, absolutamente todo, fue planeado cuidadosamente.

Las lágrimas salían lentamente de mis ojos y verlo a la cara era la confirmación de cada una de esas palabras, que para mí sonaban vacías e incompresibles y que decir de mi corazón, ya estaba en pedazos. Me habían arrebatado todo en un momento, mi vida, mi amor, mi tranquilidad. Lo demás no tenia importancia porque no entendía, todo era vacío y vago para mí.

Lo único que pude hacer fue mirarlo a los ojos —Dime por favor que no es cierto, dime que es solo otra vil mentira, por favor dilo.

Tomás solo soltó una gran carcajada —Dile Mateo, dile lo que quiere oír.

—Amor perdóname, lo siento mucho, nunca quise hacerte eso.

Dios era como recibir muchas puñaladas en el pecho y el dolor tan horrible que sentí en el vientre no me dejaba pensar, pero entonces recordé algo que debía ser importante, recordé esa voz, la voz del tipo que me robó, la que escuché antes de desmayarme cuando me golpeó la cabeza.

Con las lágrimas nublándome la vista le dije —Fuiste tu, el hombre que me robó, siempre fuiste tu, ¿cómo pudiste? No lo entiendo. No lo entiendo.

—Mi amor, por favor, perdóname, te juro que te lo puedo explicar. Te amo.

—Por favor no lo hagas, por favor no. —Ya no necesitaba más, mi corazón estaba en pedazos.

—Si ves Lorenita, Mateo es tu Romeo y linda, bájate de la nube, ese hombre no es capaz de amar ni a su sombra. Pero basta de tantas palabras, Manuelito, que delicia verte, por fin podremos ajustar esto, porque me quitaste algo valioso y es justo que quedemos a mano.

—Tomás si tienes algo en mi contra es conmigo, deja a mi niña en paz.

—No se va a poder, así como no dejaste a mi hijo en paz, creo que tu preciosa hija no merece estar en paz o bueno si lo va a estar, pero primero quiero ambos sufran.

Había más hombres de Tomás en ese cuarto y todos nos apuntaban, pero también sabia que mi papá no podría haber venido solo. Y por mas que tuviera mi corazón roto, debía ser fuerte, porque de una u otra manera debía salir viva de aquí o eso quería creer.

Tomás empezó a caminar a nuestro alrededor por lo que ni Martín, ni papá se atrevían a moverse, los tenían en la mira y me tenían en la mira y obviamente cualquier movimiento en falso sería fatal.

—Fíjate Manuelito, cómo es la vida, hace tantos años estábamos luchando por sobrevivir y hoy, es tu hija quien lucha por que no la maten. Que triste es la vida, pero sabes, me alegra que estés en primera fila para verlo.

Lo último que vi fue a Tomás apuntándome y a mi papá tratando de calmarlo, luego solo pude escuchar el sonido del disparo, porque no supe qué pasó después, todo fue negro en ese momento...

La historia de mi vida. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora