Capítulo 5

75 8 1
                                    

Me sorprendió totalmente que ella aceptara salir conmigo, no creí que lo hiciera después de todo lo que le dijo a sus amigas. Tan pronto dijo que sí, me cambié en el carro, después de todo Mateo tiene que hacer su trabajo, mientras Martín conquista a la chica; estuve preparado para cuando la viera salir y lo que vi me sorprendió totalmente, estaba muy bonita, demasiado para la farsa que era Martín, pero tenía que seguir adelante y la seguí, mientras iba de camino al centro comercial.

Cuando llegamos, me quedé afuera del parqueadero esperando a que ella entrara y parqueara, para que no advirtiese mi presencia. 10 minutos después, me aventuré en el parqueadero, dejé el carro que me habían asignado cerca de la salida y me preparé para ir a buscarla.

Cuando estuve en la plazoleta de comidas, la llamé, después de dos tonos contestó —¡Hola! —pude oír la sorpresa y sentir el nerviosismo en su voz.

—Hola, bonita —usé mi tono más seductor, después de todo tenía que ser un buen jugador. —Lore ¿Dónde estás? Te estoy buscando.

—Estoy cerca a la plazoleta de comidas y ¿tu?

—También, quédate donde estás, yo te busco.

5 minutos después, la encontré al lado del local de hamburguesas que sabía que le gustaba, se veía tan hermosa ahí parada, distraída pensando en cualquier cosa; menos mal había caído en cuenta y había comprado unos chocolates, se los iba a regalar; en el tiempo que había pasado cerca de ella me había dado cuenta de que le gustan mucho los chocolates.

Lo que siempre me digo cuando mi corazón me traiciona y me hace pensar demasiado en Lorena es que es solo un trabajo, que no me tiene que importar, que si me enamoro voy a perder y no estaba preparado para perder.

****

Después de que llamara, me quedé esperando junto al local de las hamburguesas que tanto me gustan, estuve pensando en mi vida, en el giro que estaba teniendo, en el amor de mi familia, en mis amigas, en Martín, estaba tan distraída que cuando alguien llegó desde atrás y me puso unos chocolates al frente me asuste demasiado y casi me caigo, afortunadamente unos brazos lograron sostenerme.

—Veo que la princesa les tiene miedo a unos chocolates —dijo una voz familiar en mi oído, así que sonreí y cuando estuve firmemente en pie me di la vuelta.

—Y yo veo que tienes buen sentido del humor —me devolvió esa sonrisa que hacía que me derritiera.

—Estas muy hermosa —me miro pícaramente.

—Gracias —dije sonriéndole y sonrojándome a la vez. —Tú también estas impresionante. —Se acercó y me dio un beso en la mejilla.

—Gracias bonita, pero creería que no nos vamos a quedar aquí charlando ¿verdad?

—Le sonreí. —No, tienes razón, vamos a tomar algo, tú invitas ¿no?, así que, ¿Qué prefieres?

—Mmmm... ¿te invito a tomar un cafecito? o ¿quieres algo diferente?

—No, no te preocupes, un café está bien, gracias— le respondí, sorprendiéndome por el brillo que había en sus ojos.

Después de unos minutos, esperando en la fila, llegamos a la caja y pedí un Té Chai Latte, mi gustico culposo y el pidió un Latte, nos entregaron nuestras bebidas y fuimos a sentarnos, en ese momento me pico la curiosidad y no fui capaz de aguantarme más tiempo.

—Martín, no me gusta andarme con rodeos y prefiero que me digas porqué estás haciendo todo esto —dije mirándolo a los ojos.

Él de una manera muy despreocupada me respondió—. Lorena, bonita solo quise agradarte un poco, una chica tan linda como tu merece lo mejor del mundo y eso solo fue un pequeño regalo, igual que estos chocolates, que no sé si te gusten, todavía no se de tus gustos, pero estoy seguro de que te van a encantar. —Me sonrojé un poco, no estaba tan acostumbrada a salir con chicos que conocía en bares.

—Aparte de eso, anoche te lo dejé muy claro, no me voy por las ramas y si veo a alguien que me guste voy por esa persona y no descanso hasta lograr mis objetivos, lo único que pasa aquí, es que cumplí mi promesa de conseguir algo más que un baile y me quede con ganas de más, muchísimo más.

—Gracias —fue lo único que pude decir, aunque me quedé callada, cuando reaccioné empecé a hablar para disimular mi estupefacción. —Entonces dime, cuéntame de ti ¿en dónde vives? Porque no quisiera enterarme que te hice cruzar la ciudad entera solo para venir a verme.

Se inclinó un poco más cerca de mí y mirándome directamente a los ojos, me dijo —Soy ingeniero petrolero, tengo 27 años y no te preocupes por donde vivo, haría todo lo que este a mi disposición por ti, incluso si eso significa, a travesar la ciudad entera. —Con eso ultimo me confirmo lo que ya había pensado, era un jugador y conquistador nato, pero eso no importaba, me iba a tomar mi tiempo, iba a decidir si valía o no la pena involucrarme más con él.

Cinco minutos después, el interrumpió mis pensamientos. —¿Por qué será que pienso que algo no te gustó y te quedaste callada por eso?

—No, es solo que me quede pensando, mis pensamientos volaron un poco lejos, lo siento —le dije sonriéndole.

—Bueno, no lo sientas a todos nos puede pasar, pero ahora dime algo sobre ti, es justo que, si tú sabes algo de mí, yo sepa algo de ti, ¿no lo crees?

—Claro, me parece muy justo, es como jugar a las 20 preguntas para conocernos. Bueno que te digo, soy estudiante de derecho, me gusta bailar, mmm, no vivo muy lejos de aquí, me gusta cocinar, viajaría más si pudiera y me gusta probar cosas nuevas —lo mire pícaramente.

—Ey, que por aquí no soy el único con pensamientos con doble sentido. No me tientes preciosa, que eso me suena a desafío.

Lo miré de manera seductora, —No sé de qué estás hablando...

Martín sonrío y seguimos conociéndonos un poco más y tonteando. Así como así, se pasó el tiempo, hablamos de nosotros, de nuestros intereses, de la vida en general, no nos adentramos mucho en el otro, apenas estaba conociéndolo como para ir compartiendo demás. Si algo había aprendido de mi padre, era que jamás revelara algo demasiado personal a un desconocido, debido a su trabajo no era seguro hablar de más, podía estar comprometiéndome, como él decía.

Poco después fuimos a dar una vuelta y él terminó comprándome un bonito peluche que vimos, aparte de eso nuestra tarde paso sin más relevancia. Por eso, cuando miré mi reloj y vi que ya eran las 8:30, decidí que ya era hora de regresar a casa. —Martín, ya me tengo que ir —le dije sonriéndole un poco.

—Vale, déjame llevarte.

—No, no te preocupes, traje mi carro.

—Entonces no hay más que hablar te acompaño, preciosa.

Llegamos al parqueadero y buscamos mi carro y él muy caballeroso me ayudo a acomodar mis regalos en el asiento de atrás. —Lorena, espero poder verte muy pronto, —me dijo y antes de que pudiera reaccionar se acercó y me planto un beso en la boca y así sin más se dio la vuelta y no me dio tiempo para decirle nada. Nuevamente me sorprendía y debo confesar que de una muy grata manera.

****

No sé qué me paso, o si quiera en que estaba pensando cuando le di ese beso, eso no podía repetirse de nuevo, yo sabía que era peligroso enamorarme, si lo hacia mi trabajo y mi vida estarían en peligro, una cosa era Martín, otra muy distinta el hecho que Mateo se estuviera enamorando de una niñita menor que el, una niñita a la cual le arruinaría la vida en muy poco tiempo, ese solo pensamiento empezaba a hacer estragos en mi corazón, lo peor estaba pasando, estaba empezando a sentir cosas por la mujer que tenia en la mira, mi víctima.

Hace dos meses ese pensamiento formaría solo parte de mi trabajo, pero ahora todo estaba cambiando y no era bueno, si el jefe se enteraba que estaba cometiendo el error más grande, del cual ya me había advertido, me entregarían a mi familia en un cajón en menos de 24 horas, ahora más que nunca tenía que trabajar rápido para evitarlo, hacer mi trabajo y desaparecer, no quería ser testigo de la catástrofe que se avecinaba.

La historia de mi vida. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora