Capítulo 23

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Llegamos a la casa de Lorena, pero para no demorarnos más, pedimos domicilio en lugar de parar por comida en algún restaurante, ahora con todo esto, que era tan fácil pedimos algo de sushi para ella y un poco de carne para mí, eran raros nuestros gustos, pero definitivamente la pasaba muy bien con ella.

Mientras comíamos no pude evitar estar mas callado de lo normal, pues desgraciadamente tenia en mi mente esa estúpida escenita del baile y aunque sabía que no tenía el derecho a enojarme, una parte de mí ya sentía a Lorena como suya; no en vano estaba convirtiéndose en el amor de mi vida, mi bonita.

Pero la vida era tan retorcida que no quería ni imaginarme lo que estaría planeando Tomás, de cierto modo me asustaba pensar que Lorena iba a sufrir y era algo que me estaba quitando la paz y la concentración. No podía permitir que, por culpa de algo como eso, perdiera mi norte, no solo tenia a mi bonita en peligro, mi familia también estaba en el ojo del huracán y si no hacia nada, tenia la certeza de que lo iba a lamentar.

¡Maldito trabajo de mierda! ¡Maldita organización! ¡Maldito Tomás! Nunca había deseado no haberme unido a esto, siempre estuve cómodo con la situación, pero ahora, más que nunca necesitaba librarme de todo esto, pero sabia a ciencia cierta que era imposible no salir lastimado, mis errores tarde o temprano me iban a alcanzar y me iban a pasar factura.

Cuando terminamos esa rica comida, estuvimos un rato en la sala, hasta que empecé a besar a mi bonita y como era de esperarse la ropa rápidamente fue pasando a un segundo plano, pero antes de que pudiéramos seguir con nuestras locuras en la sala, ella muy sexy tomó la iniciativa y subimos a su cuarto, por Dios que caliente que me tenia mi bonita, y sabia que ella estaba igual, solo tenia que verle la cara, verle los ojos, para saber que ella no era inmune a mí, que esto se nos estaba saliendo de control.

Llegamos a su cuarto solo en ropa interior, así que me apresuré a soltar su sostén y muy lentamente empecé a besarla, primero la boca, luego el cuello, sabia que era su punto débil, así que me entretuve un rato ahí, lamiendo y chupando, aunque tuviera el deseo de marcarla sabía que no podía, se volvería loca, por lo que, con mucho cuidado, seguí con mis caricias y besos, hasta que conseguí un delicioso gemido que no hizo otra cosa que calentarme más, sentía que iba a estallar ahí mismo. Con un poco de urgencia la llevé a la cama y la hice recostar ahí, y muy lentamente, le bajé el pantie, besando por el camino, cada parte de su cuerpo, la tenía loca, la sentía mía.

No fui capaz de esperar mucho tiempo y me quité mi bóxer, era inevitable no emocionarme al ver esa carita de deseo cuando me vio completamente desnudo, me quería, me deseaba y eso no hacia mas que alimentar mi ego y mis ganas de estar dentro de ella.

Lentamente y mirándola a los ojos fui subiendo por su cuerpo hasta acomodarme entre sus piernas; jamás había sido tan contenido, tan romántico, lo curioso de todo esto, era que Lorena siempre despertaba en mi ese instinto de querer protegerla, de amarla, era imposible no volverse loco con ella, no enamorarse y aunque mi mente me estaba jugando malas pasadas recordándome mi lado oscuro, no fui capaz de parar, no podía negar que esa oscuridad era lo que me llevaba al placer, con la diferencia de estar con la persona que estaba convirtiéndose en el amor de mi vida, una basura como yo poco a poco fue haciéndola enloquecer de placer.

Moviéndome con ella, sintiendo cada uno de sus movimientos y amando cada uno de los ruiditos que hacía, no tardamos mucho en llegar a la cima del placer, donde quedó con una sonrisa de satisfacción similar a la que creía tener en mi cara, en este punto exacto de mi vida en el que convergían Martin y Matías, podría jurar que Lorena era lo mejor que me había pasado, aunque sonara a locura, aunque la conociera hace muy poco.

Después de esto, me moví suavemente para retirar el preservativo, no quería sorpresas que me pudieran complicar mas la vida y me acomodé a su lado, jalándola un poco para abrazarla bien; no hablamos, no nos movimos, solo fui consciente de que nos estábamos quedando dormidos.

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Al día siguiente me desperté muy relajada, como un sueño, era la primera vez que dormíamos juntos y la experiencia había sido como poco maravillosa. Me sentía feliz, plena, me sentía amada, segura de mi misma y, no solo por el hecho de haber tenido sexo con Martín, no, era justamente porque gracias a él, había descubierto que mis miedos y tabúes sobre mi cuerpo, eran solo imaginaciones, él me hacía ver a una mujer diferente, mujer segura y ese, justo ese, era el poder que nadie me iba a arrebatar, porque sentía que empezaba una nueva etapa, una etapa feliz.

Traté de dormir un rato más, no tenía nada pendiente en la mañana, así que podía ser feliz y relajarme un poco más.

Un buen rato después me despertaron unas caricias y unos besos, sonreí sabiendo perfectamente quién era el responsable, abrí los ojos y me encontré con una carita de felicidad y amor, que hicieron que mi alegría subiera a niveles estratosféricos, lo besé y nos dejamos llevar un poco, todo empezaba a ser romántico, más caliente, hasta que un inoportuno teléfono empezó a sonar, no queríamos parar, pero ese bendito sonido era lo mas horrible y mata pasiones que podía existir, y ¡oh sorpresa!, era el teléfono de mi casa, algo absurdo teniendo en cuenta que casi nunca estábamos y por ende ni lo usábamos.

Me levanté con algo de pereza y fui a buscarlo, estaba en el primer piso, en el estudio, llegué corriendo y cuando contesté, mi sorpresa fue mayor, no era nada mas y nada menos que mis padres.

—Lorena, ¿Dónde tienes ese celular? Estoy intentado comunicarme contigo desde hace mas de media hora.

—Mami, seguramente se descargó y como no tenia que madrugar no me dí cuenta.

—¡Dios bendito! Me vas a matar de un susto algún día.

—Cálmate mami, estoy bien. ¿Cuéntame que necesitabas?

—Queríamos comentarte que nos demoraremos un poco, calculamos que a la noche estaríamos regresando.

—Perfecto mami, tengo clase a las 2:30 en la Universidad y saliendo, voy a la academia, nos vemos en la noche cuando lleguen. Los amo. Salúdame a papá.

—También te amamos hija, cuídate mucho.

Colgué y fui a preparar algo rápido para desayunar, el ejercicio de anoche me tenia con hambre. Cuando regresé a la habitación con una bandejita con huevos, café y algo de pan, el bello durmiente estaba en el quinto sueño y ni por enterado se dio, por lo que con cuidado dejé la bandeja en la mesa de noche y empecé a molestarlo y a hacerle cosquillas o por lo menos lo que yo creía que eran cosquillas.

Entre risas desayunamos y molestamos un rato, y cuando acabamos dejé muy claro que no iba a lavar la loza, así que al bello durmiente le tocaba esa tarea.

Después de jugar hasta en la cocina y organizar todo, subimos a mi cuarto para arreglarnos, allí retomamos un poco de lo que estábamos haciendo antes de que sonara el teléfono, y entre juegos, besos y caricias, nos metimos al baño y empezamos a bañarnos, hasta que en algún punto todo cambió de tono y cuando me dí cuenta, estaba volviendo a la cima del placer y Martin me seguía muy de cerca. 

La historia de mi vida. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora