Capitulo 2

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Como siempre, desde hace dos meses que Tomás me asignó este trabajo, estuve siguiendo a Lorena Ramírez todo el día, casi había logrado convertirme en su sombra y no me notaba, gracias a quien fuera, era una chica tranquila y nunca sospechaba de nada, por eso me era tan fácil ser su sombra y oír todo lo que pasaba. Esa tarde cuando estaba hablando por teléfono con su amiga, me di cuenta, que iba a salir de fiesta ¿dónde? no sé, pero si tenía la certeza de que debía arreglarme muy bien, porque oportunidades como esta no se presentaban seguido.

Así fue como ideé mi plan, para infiltrarme por completo en su vida, sin que ella supiera quien era en realidad, para algo tenía que servir estar tanto tiempo metido en un gimnasio, sacando mis penas.

Mientras esperaba que Lorena saliera del parqueadero, llame a Tomás y como siempre al tercer tono contestó —¿Qué quieres? Espero que sea algo bueno, porque realmente no estoy de ánimo —afirmo con voz de enojado.

—Tranquilo, es algo bueno, la chica va a salir de fiesta, la oportunidad más que perfecta para que me conozca—dije rápidamente.

—Bueno, bueno, parece que estás haciendo bien tu trabajo, esa estúpida tiene que caer, pero recuerda Mateo, por ningún motivo, debe saber quién eres realmente, así que busca la manera de que eso no pase ¿ENTENDIDO? —dijo rápidamente casi gritando y colgó, aunque la última parte la dijo en un tono de voz que no admitía discusión.

****

El viernes llegó rapidísimo, lo estuve esperando desde que hablé el martes en la noche con Catalina. Ahora estoy saliendo de la universidad, a las 4:30pm, después de mi clase de derecho civil, con la esperanza de poder llegar a mi casa rápido para colocarme el hermoso vestido que me trajo Catalina desde Italia; pero antes de subirme al carro, saqué el celular del bolso y llamé a mi mejor amiga.

—Cata, ya estoy saliendo de la universidad, me muero por ir a ese bar del que tanto hablas —dije prácticamente gritando de la emoción.

—Por fin, Lore pensé que te quedarías viviendo en la universidad —ambas reímos por su respuesta—. Sinceramente es un milagro que lo hayas propuesto, con eso de que la liberada soy yo...

—No seas tan quejumbrosa, sufrida, por primera vez quiero celebrar algo sin preocupaciones, quiero respirar un aire libre de sentencias, códigos y benditos libros con letra tipo Arial 12.

Estallando en una carcajada poco femenina respondió: —Bueno pues, entonces vamos a volvernos locas, o no tanto, pero si vamos a disfrutar que estoy aquí y que adivina, hace casi siete años que nos conocemos.

—Vamos por eso... Nos vemos en un rato Cata.

Terminamos la conversación, acordando encontrarnos en mi casa y que llevara lo necesario, incluidos los tacones de muerte lenta como ella los llamaba.

Llegué 40 minutos después a mi casa, mientras dejaba el carro en el garaje, vi que Catalina se acercaba con unas enormes bolsas en las manos sonriendo pícaramente; inmediatamente me bajé del carro y corrí para ayudarle.

Poco después de que le ayudara y terminara de guardar el carro, subimos a mi cuarto y entre carreras y risas desempacamos los vestidos y el set completo de maquillaje que mi buena amiga siempre usaba en sus mejores momentos.

—Lore ve a ponerte el vestido, te ayudo a maquillar y voy a ponerme el mío —me dijo alegremente.

—Claro ya voy —dije, le sonreí y me dirigí al baño. 15 minutos después ya estaba vestida y parada frente al espejo, el vestido realmente hacía que mis piernas lucieran más largas, además me veía totalmente espectacular, arriba ese amor propio.

—Oh Dios, ese vestido te queda hermoso, amo mi buen gusto —dijo mirándome de arriba abajo.

—Gracias, ahora vamos por el maquillaje y me termino de arreglar —le dije mientras le sonreía.

Catalina me maquilló y se arregló en un tiempo récord, como se había maquillado antes de vestirse, todo fue más rápido, por lo que cerca de dos horas después, ya estábamos listas para una buena noche, pero antes como siempre dice mi mamá "debíamos comer alguito".

Dos horas después ambas estábamos entrando por la puerta de un hermoso hotel, ya que el bar se encontraba en la terraza de este, un lugar muy elegante; por lo que a nuestro paso nos ganábamos miradas de admiración, porque no es por nada pero íbamos hermosas, Cata con su hermoso vestido rojo ajustado al cuerpo y sus tacones a juego, su cabello castaño con unas ondas espectaculares y sus ojos bien resaltados por un maquillaje casi profesional, cortesía de su amada Italia; mientras que yo por otra parte, iba con un vestido negro ajustado, unos tacones de muerte lenta, mi cabello suelto en ondas y mi maquillaje casi profesional. Parecíamos modelos de talla internacional.

Después de salir del ascensor, nos dirigimos a la barra, para pedir nuestras bebidas y conseguir una mesa, nuestra noche iba a empezar en serio.

—Señoritas bienvenidas al bar Apache, mi nombre es Miguel ¿Qué desean tomar? —Nos dijo un muy guapo barman, nos miramos la una a la otra e inmediatamente, ya sabíamos que íbamos a pedir.

—Dos Mojitos —dijo Cata sonriéndole más de lo necesario al barman, si por algo se caracterizaba era por ser coqueta cuando alguien le interesaba, pero no quería decir que fuera una chica fácil. Tan pronto como el barman nos entregó nuestras bebidas, nos dirigimos a una mesa que vimos libre.

—Caramba, debería ser un pecado estar tan bueno, ¿no crees Lore? —dijo Catalina con una enorme sonrisa en su cara.

—Bueno, no está mal, pero bien sabes que no es mi tipo —dije al tiempo que soltaba una carcajada por el comentario.

—Lorena, no vinimos solo a charlar, así que te tomas ese Mojito y nos vamos a bailar, esta noche será inolvidable. Después de que Cata dijera eso, no me demore mucho con mi Mojito, por supuesto, ella tampoco, así que nos dirigimos a la pista y empezamos a bailar al ritmo de Bailando de Enrique Iglesias.

Bailamos varias canciones y volvimos a nuestra mesa. —Oye eso ha estado genial —le dije sin poder ocultar mi alegría.

—¡Sí! hacía mucho que no salíamos juntas y menos por iniciativa tuya —dijo eso prácticamente saltando de la emoción.

—Nena voy a ir por otra ronda de Mojitos o ¿quieres Margaritas? —Le dije mientras me levantaba de la silla.

—Lore quiero Mojito.

—Bueno, ya regreso —le dije dándole la espalda.

—Hola, me regalas dos Mojitos — le dije a Miguel el sexy barman según Catalina.

—Claro, ya te los preparo —dijo y se dio vuelta para buscar los ingredientes, mientras tanto un hombre muy apuesto mucho más alto que yo, se acercó a la barra y se quedó mirándome, juro que en ese instante me faltó el aire, como siempre leía en mis novelas favoritas, pero fuera de chiste, era el hombre más sexy que había visto en mi vida, ¡claro no es que haya visto muchos!

—Qué hace alguien tan bonita, sola por aquí —me quede mirándolo con cara de "a ti que te importa". Esa sin duda era la manera más tonta de abordar a alguien, pero claro muchos son así.

Como no le respondí, siguió hablándome —Linda ¿no me hablas? ¿o el gato se comió tu lengua?

—Simplemente no me interesa hablar contigo —justo en ese momento, llego el barman y me entrego mis bebidas, esa fue una buena interrupción.

La historia de mi vida. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora