Susúrrame bien bajito para que mi piel pueda excitarse.
Acércate lo suficiente para que nuestros cuerpos puedan desearse.
Desata todo tu enojo hacia mi para que nuestro sexo no pueda reemplazarse.
Arrodíllate ante mi para demostrarte lo dominante que puedo llegar a ser.
Agáchate con la inclinación perfecta y sabrás de inmediato lo que es el verdadero placer.
Bésame hasta que olvide mi pasado, o incluso si es posible, olvide hasta quien soy.
Deslúmbrame con la silueta de tu sencillez completamente desnuda a la vida y al sexo, sexo desconsiderado que podría tener con usted.
Ilumíname con tus palabras obscenas, creando malos pensamientos en mí.
Deléitame con tus movimientos descontrolados, haciéndome perder la noción del día y la hora en la que estamos disfrutando de nuestros cuerpos.
Vuélvete adicta a mis rugidos para yo poder desquiciarme escuchando tus gemidos, y convertir una noche de silencio en una canción de guerra entre un hombre y una mujer.
Creemos una adicción… tan dañina que nos vuelva dependientes uno del otro, ya sea con o sin ropa. Llegando al nivel que nos de asco simplemente acercarnos a otras personas.
Adictos al aire que el otro respira.
Adictos al tanco irremplazable.
Adictos al sudor.
Adictos a la mirada del otro.
Adictos a nuestra misma perversión.
Creemos una adicción… tan perversa… que tan solo con pensarla nuestras piernas se derrumben como si se tratara de una completa destrucción.
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Fragmentos de mi mente
De TodoHay días en los que te levantas sin ganas de hacer nada, otros que despiertas con una energía tan acumulada que ni corriendo una maratón te pueden parar, o puede ser también que te despiertes con unos deseos inmensos de terminar lo que no hiciste ay...