Capítulo 17: Consecuencias De La Codicia

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Leo se encontraba detrás de la puerta, inmóvil, respirando pesadamente tras su confrontación con Celeste. Escuchaba el silencio que se había apoderado de ella, quien finalmente había cedido al agotamiento. Su corazón latía con una mezcla de culpa y deseo, pero sabía que no podía seguir manteniéndola prisionera. Echó un último vistazo a la puerta, con la mano temblorosa sobre la manija, y decidió que debía enfrentarse a su familia. Sabía que no aprobarían sus acciones, pero algo dentro de él le impedía retractarse.

Al entrar al salón, Cassandra fue la primera en reaccionar. Su rostro, marcado por el reciente encuentro con Aldric, estaba ahora lleno de furia.

-¡¿Qué demonios hiciste, Leo?! -gritó, sus ojos encendidos-. ¡Nos has puesto en el peor escenario posible! Secuestrar a Celeste... ¡¿En qué estabas pensando?! ¡Ni siquiera consideras lo que esto significa para todos nosotros! -La desesperación vibraba en cada palabra.

Leo la observó con una calma forzada, aunque por dentro una tormenta lo consumía.

-Cassandra, basta. No estoy aquí para escuchar más gritos. Lo que hice... -hizo una pausa, cerrando los ojos brevemente-, lo que hice fue necesario. No voy a permitir que sigan quitándonos lo que nos pertenece.

Lucian, que hasta ese momento había permanecido en silencio, finalmente habló.

-Leo, esto no es solo sobre nosotros. Esta es una guerra que no podemos ganar si actuamos impulsivamente. ¿Celeste? Secuestrarla no formaba parte del plan.

Leo frunció el ceño, sintiendo una punzada de duda.

-Ella... ella es parte de esto. No podíamos dejar que quien idea casi todos los planes de esa gente siguiera con ellos, ella es solo una desventaja para nosotros-. Su mirada se encontró con la de Cassandra, buscando un poco de comprensión, pero solo encontró desaprobación.

-Claro, y secuestrar a la descendiente de nuestra asesina, quien por cierto se ve igual a ella, durante la fiesta... ¿esa fue tu mejor idea? -Cassandra apretó los labios, sus ojos llenos de amargura-. Siempre piensas que puedes controlarlo todo, pero solo lo empeoras. -Se acercó a su hermano, su voz más baja, más peligrosa-. Si sigues por este camino, Leo, no quedará nada para reclamar. Ni para ti, ni para nosotros... Ya causaste nuestra muerte una vez, ¿quieres que suceda otra vez?

Las palabras de Cassandra lo atravesaron como una espada. El peso de su pasado lo aplastaba, cada decisión suya parecía condenada al fracaso, hundiéndolo más en la oscuridad.

Lucian, notando el cambio en la expresión de Leo, dio un paso adelante, su voz contenida pero firme.

-Cassandra, basta. Ya es suficiente. No necesitas recordarle lo que ya sabe. Estás cruzando una línea.

Cassandra lo fulminó con la mirada, su rostro encendido por la frustración.

-¿Que me calme? ¿De verdad? ¿Qué esperas de Celeste, Lucian? -gritó, su voz temblando de rabia-. ¿Crees que va a ayudarnos? ¿Realmente piensas que ella, de todas las personas, va a traicionar a su gente por nosotros? Leo, te recuerdo que esa mujer es la descendiente de la mujer que me asesinó frente a tus ojos, ¿o acaso ya lo olvidaste?

-Cassandra... -Lucian intentó interrumpirla, pero fue cortado por Leo.

Leo sintió cómo las palabras de Cassandra lo golpeaban profundamente. No podía olvidar el dolor que ella había sufrido, la brutalidad con la que le arrebataron la vida. Pero tampoco podía renunciar a la única esperanza que veía en ese momento. Estaba atrapado entre el remordimiento y la desesperación, entre lo que sabía que debía hacer y lo que su corazón deseaba.

-No lo he olvidado -respondió Leo con la voz baja y quebrada-. Nunca lo haré. Pero... no podemos seguir permitiendo que el pasado controle todas nuestras decisiones. Celeste no es su antecesora, no podemos culparla por lo que sucedió hace tantos años.

🖤 Herederos de la traición 🩶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora