Capítulo 5: La Fiesta De Máscaras (parte 1)

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Pasados tres días, el día de la fiesta esperada por fin llegó y los preparativos ya estaban listos. Todas las mujeres se arreglaron con vestidos preciosos, perfumes embriagadores y maquillajes deslumbrantes, y los hombres vestían elegantes trajes oscuros y llevaban peinados impecables.

El castillo se veía más precioso que de costumbre, resplandeciente bajo la luz de la luna. Ya era de noche y los fuegos artificiales iluminaron el cielo, creando un espectáculo de colores. Mujeres y hombres, todos con sus máscaras elaboradas, paseaban por los jardines y los salones del castillo. Había parejas hermosas, niños correteando y solteros disfrutando de la noche.

El castillo, poco a poco, se fue llenando de gente enmascarada. Solo faltaba la nueva familia por llegar.

-wow Cely, que increíble se ha quedado todo. Solo tú podrías haber logrado crear algo tan hermoso -dijo Edward, cuando vio a Celeste y se dirigió directamente a ella, deslizando su brazo por los hombros de Celeste y dándole un guiño cómplice.

Celeste esbozó una sonrisa educada, acostumbrada ya a las atenciones de Edward, aunque no compartía su entusiasmo.

-Me alegra que te guste -respondió con tono profesional-. Si necesitas algo más, estoy aquí para ayudarte.

Edward rió suavemente, sin mostrar signos de molestia.

-Siempre tan profesional, Cely. ¿No puedes simplemente relajarte y disfrutar de la fiesta?

-Mi prioridad es asegurarme de que todo esté en orden -replicó Celeste, moviendo sutilmente el brazo de Edward-. Tú deberías centrarte en tus invitados.

-¿Qué invitados? Dios, no conozco a ninguno de los que están aquí, bueno, menos a una. La única que conozco y no me hace caso.- Edward le puso cara de cachorrito a Celeste.-¿No puedes disfrutar un poco de la fiesta también? Vengaaaaa.-Edward le cogió la mano a Celeste, preparado para llevarla a la pista de baile, mientras Celeste le dirigía una mirada cargada de desconfianza. De repente, se abrió la gran puerta del castillo.

La nueva familia por fin había llegado, y su entrada fue espectacular, como si salieran de un cuento de hadas. Cassandra llevaba un vestido de color carmesí intenso que brillaba como un rubí bajo las luces del salón, Leo vestía un elegante traje negro que acentuaba su porte distinguido, y Lucian, el menor, lucía un conjunto azul marino que realzaba su juventud. Esmeralda, la madre de los tres, deslumbraba con un vestido verde esmeralda que complementaba perfectamente su nombre y presencia majestuosa. Avanzaron hacia el salón con una elegancia que dejaba a todos sin aliento.

La música cesó por un instante cuando la familia hizo su entrada, y todos los ojos se volvieron hacia ellos. La tensión en el aire era palpable, aunque solo unos pocos lograban percibir la sutil hostilidad en su comportamiento.

Cassandra, con una máscara dorada que dejaba ver su sonrisa enigmática, escudriñó la multitud como si buscara a alguien específico. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Celeste, y una chispa de reconocimiento y desdén cruzó su rostro. Leo, con una máscara negra que complementaba su traje, se dirigió a saludar a los anfitriones con una amabilidad que resultaba inquietante. Lucian, el más joven, llevaba una máscara azul que casi parecía relajado, pero su postura seguía siendo fría y evaluadora.

Esmeralda avanzó al frente, su sonrisa era encantadora, pero había algo en su porte que hacía que los presentes se sintieran incómodos.

-Qué maravilla de fiesta -dijo Esmeralda, dirigiéndose a Celeste-. Has hecho un trabajo excepcional.

Celeste forzó una sonrisa, sintiendo la incomodidad bajo la fachada de cortesía.

-Gracias, señora... -Celeste se dio cuenta de que aún no conocía el nombre de la mujer.

🖤 Herederos de la traición 🩶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora