Capítulo 15: Cadenas De Pasión Y Obsesión

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Leo Bernard condujo el carruaje a través de caminos serpenteantes y oscuros, alejándose cada vez más del castillo. Celeste, a pesar de su desesperación, observaba con atención cada detalle del paisaje que se deslizaba por la ventana. Finalmente, el carruaje se detuvo frente a una antigua mansión oculta en lo profundo del bosque, una propiedad que solo él y su familia conocían.

Al abrir la puerta del carruaje, Leo tomó a Celeste del brazo con una firmeza que no admitía réplica. Sus ojos ardían con una mezcla de deseo y furia. La llevó a través de un pasillo sombrío hasta una habitación oculta detrás de una pared secreta. Al entrar, Celeste notó que el lugar estaba decorado con lujo, pero su atmósfera era opresiva.

-Este es nuestro refugio, un lugar al que nadie puede llegar. Así que no esperes que tu querido príncipe venga a salvarte aquí -dijo Leo con una sonrisa cruel mientras cerraba la puerta tras ellos.

Celeste intentó moverse hacia él, pero Leo la bloqueó con un gesto. Se acercó lentamente, tomando su rostro entre sus manos con una intensidad que la hizo temblar.

-¿Por qué haces esto? -le preguntó Celeste, tratando de mantener la voz firme, pero sintiendo la cercanía de Leo como un peso abrumador.

Leo la miró fijamente. -Lo que estás viendo ahora es el resultado de tus acciones. Me has empujado a este extremo, gatita. Así que ahora te toca pagar por ellos.

Su voz era suave pero cargada de una necesidad desesperada. Mientras le hablaba se fijó en una cicatriz en sus labios debido a su beso con Edward, entonces, le rozó los labios con los suyos, una caricia casi imperceptible que encendió una chispa en el aire. Celeste sintió su corazón acelerar, pero no podía ceder. Leo se apartó lentamente, su mirada fija en ella con una mezcla de deseo y tormento.

-¡Vamos, gatita salvaje! ¿No estás contenta de ver a tu salvador? -preguntó Leo con una sonrisa torcida, su voz mezclada con una ironía amarga.

Celeste, a pesar de su miedo, se obligó a mantener la calma. -No necesito que me salves. Lo que haces solo demuestra cuán bajo puedes llegar.

Leo se quedó mirándola, su expresión cambiando a una mezcla de abatimiento y confusión. Se dejó caer en una silla cercana, su risa seca resonó en la habitación. -Uff, Dios... mi familia estará tan decepcionada conmigo ahora. -Su mirada se volvió profundamente triste, casi irreconocible para Celeste-. No lo entiendo, en serio no lo entiendo. ¿Por qué hice esto? ¿Qué demonios me hicieron para que su veneno controle mi maldito corazón de esta forma?

Se llevó las manos a la cabeza, su cuerpo temblando ligeramente. La tristeza y el arrepentimiento se reflejaban claramente en su rostro, una batalla interna que lo consumía. Celeste que estaba sorprendida al ver la reacción de Leo y a pesar del miedo que sentía, vio una oportunidad en su fragilidad. Con pasos calculados, se acercó lentamente, intentando aprovechar la vulnerabilidad de Leo para obtener información sobre él y sus secretos. La atmósfera en la habitación, cargada de lujo y opresión, se transformó en algo más íntimo.

Leo levantó la vista hacia Celeste, su mirada buscando alguna forma de consuelo en ella. Ella, notando la vulnerabilidad en su rostro, se acercó aún más, el roce de su piel contra la suya cargado de una intensidad inesperada.

-No puedo seguir así -dijo Leo con voz quebrada, sus ojos reflejando una tristeza profunda-. No sé cómo llegué a este punto. Todo se siente tan... vacío.

Celeste, con la empatía fingida a flor de piel, colocó una mano suavemente sobre el hombro de Leo. La cercanía la hizo sentir el calor de su cuerpo, el pulso acelerado que emanaba de él.

-Dime lo que sientes -murmuró Celeste, su voz suave y alentadora-. Tal vez eso te ayude a encontrar una salida.

Leo la observó detenidamente, sus ojos escudriñando los de ella, buscando algo que no lograba descifrar. Celeste continuó, acercándose aún más, inclinándose sobre él, intentando tejer su red de manipulación.

🖤 Herederos de la traición 🩶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora