OO7

1K 101 8
                                    


JungKook.

Realmente necesitaba una ducha para relajar mi cuerpo e intentar estar un poco menos agobiado. Hoy había sido caótico, a pesar de no estar en Guardia, debí asistir varias veces por pacientes que necesitaban de mi asistencia con urgencia.

Por lo que eso me llevó a demorar algunas visitas y claro está, cargar con la molestia de algún que otro paciente.

Además claro está, que luego de aquella «charla» con Sebin, no pude dejar de darle vueltas al asunto. Puesto que sí, yo deseo estar con ella en mil aspectos distintos. Pero sé que también debo de trabajar en volver a ganarme su confianza. Me lo ha dejado en claro.

Bajando las escaleras de dos en dos, abulto mis labios y despeino mis cabellos húmedos y tengo pensado irme a la cocina por algún aperitivo. Últimamente he estado comiendo como nunca en mi vida.

Tengo tanta paz en estos momentos que nad...

—¡Papá!

Al demonio mi paz.

Ni siquiera debo de darme vuelta para escuchar como Hye Kyo viene corriendo hacia mi, ya que sus brazos me acorralan desde mi cintura.

—¡Hola papá!— Hye alza su voz y casi que puedo sentir como mi tímpano se rompe. —¿Me puedes cargar?

— Pesas, odiosa. ¿Jimin se quedó en su coche?— Murmuro y pregunto a la vez con media sonrisa. Ella abre su boca y frunce su ceño molesta. Pero luego asiente.— Ven aquí.

Cómo toda bebé la cual desea ser mimada por un rato, ella me levanta sus brazos y sin mucho esfuerzo, la cargo dejando que ella enriede sus piernas en mi cintura, pero me río cuando comienza a treparse de forma distinta, quedándose en mi espalda.

—¿No era más fácil pedirme que te cargue así?— Pregunto caminando con ella mientras la sostengo de sus piernas.

— Quería intentarlo, porque con el tío Jimin lo hice y solo me faltabas tú.— Me responde jugando con mi oreja. — Papá, hoy Sebin me enseñó algunas palabras en chino.

Sin poder evitarlo, sonrío a sabiendas que Hye puede notarlo. Ella suelta una risita traviesa.

—¿Que palabras, Hye?— Entrando a la cocina, me acerco a la mesada donde ella se desprende de mi cuello para sentarse en ésta. — Dime una.

Su sonrisa traviesa me hace pensar que está ideandose alguna travesura, pero cuando carraspea y lleva sus dos coletas hacia atrás, espero a ver que dirá.

Tonto. — Pronuncia en chino.

—¿Y eso que significa?— Pregunto dudoso al ver su sonrisa traviesa. Dándose la vuelta, voy al refrigerador, donde le abro y busco que comer.

— Significa «Papá, te amo».

¿Por qué no le creo?

— Estás mintiendome. — Digo de repente. — No significa eso.

—¡Claro que sí!— Exclama llevándome la contra. —¿Tú sabes Chino?

— No, pero no significa eso. — Me devuelvo para mirarle. Ella entrecierra sus ojos. —¿Que sucede si le pregunto a Sebin que significa, uh?

— Tú no le preguntarías, papá. Eres taaaaaan lento con ella. — Su tono dramático me hace soltar una risa.

—¿A cuanto te juego que le pregunto?— Yo estiro mi mano esperando a que ella acepte mi propuesta. — Si le pregunto, tú no tendrás mesada por dos meses.

Hye mira mi mano algo dudosa, pero a final de cuentas, termina aceptando y estrecha la suya con la mía.

— Acepto, Jeon. — Dice con confianza. — Pero si llega a ser lo que yo dije, tendrás que invitar a Sebin a una cita.

Hey, Doctor Jeon! [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora