24 - Reencuentro

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3 semanas después

La brisa fresca me remueve el cabello, haciendo que algunos mechones se interpongan en mi campo de visión. No me molestó en quitarlos, solamente meneó un poco mi cabeza de forma que mi vista quede liberada para poder contemplar la majestuosidad del lugar en el que me encuentro.

No se cuanto tiempo llevo caminando, pero me encuentro, después de varios días, en paz. Respiro profundo para llenar mis pulmones de aire mientras alzó la mirada al cielo. El contraste de verde, gracias a los enormes árboles que hay en el pequeño bosque en el que me encuentro, hacen que el paisaje sea digno de una obra de arte.

—¿Tu qué piensas al respecto? ¿Qué crees que debería hacer? — De pronto la burbuja en la que me había sumido, donde solo me encontraba yo, contemplando la naturaleza y experimentando una paz absoluta, se rompe.

Tengo que sacudir la cabeza para volver al aquí y ahora. Miro hacia mi costado, rogando porque mi acompañante no haya sido capaz de notar que no presté atención en lo absoluto, a lo que me estaba contando. Me relajó considerablemente cuando veo que mira hacia el frente, sin notar mi falta de concentración en su relato.

—¿Qué pienso sobre que? — pregunto, mientras, ahora sí, pongo toda mi atención en él.

—De mi primo ¿qué debería hacer? Echarlo no se siente correcto, pero tampoco creo que él tenga intenciones de colaborar — dice para luego dejar salir un suspiro frustrado.

Debí saber que era de su primo de quien hablaba. Hace días que Franco, de lo único que habla es de él, quien vino desde Italia a pasar unas vacaciones aquí y está quedándose en su casa. Al parecer el muchacho no aporta, ni en los gastos del lugar, ni en la higiene y eso lo tiene bastante estresado.

—Creo que deberías hablarlo con él. No es necesario que sea una conversación seria, simplemente como algo casual. Pídele que vaya al supermercado y no le des dinero, o preguntale si se puede encargar de limpiar la sala mientras tu limpias otra cosa y así— me encojo de hombros — tal vez tu estas esperando que salga de él, pero si él no lo hace no es porque sea un aprovechado, si no que quizás no se dio cuenta. Si luego de eso, ves que la cosa no cambia, bueno, ahí sí tendrás que hablar de forma más seria — lo miro a los ojos y él sonríe.

—¿Cómo haces para siempre tener la solución a todo? — Deja de caminar para mirarme, lo que me obliga a dejar de hacerlo también.

—Eso no es así, te lo aseguro — frunzo el ceño mientras río. El niega con la cabeza, pero no ha dejado de sonreír.

Franco se acerca más a mi y me tenso por completo. El impulso que tengo de apartarme no se hace esperar. Pero de todos modos no lo hago, me quedo quieta en mi lugar mientras sus labios se unen a los míos en un beso apenas perceptible. Es apenas un roce de labios que no me da tiempo a nada. Se separa de mí y deposita un beso en mi frente para luego entrelazar nuestros dedos y volver a caminar.

No sé en qué momento volvimos a este punto. Hace tres semanas cuando desperté sola en el piso de mi habitación, luego de haber tenido un ataque de pánico, casi me da otro al darme cuenta que estoy completamente sola en este mundo, que si algo me sucediera es muy probable que nunca nadie lo note.

Es por eso que llame a la única persona que conozco y tengo aquí. Franco.

Jamás le conté el verdadero motivo de mi llamada, no hablé con él acerca de mis crisis ni nada por el estilo, solo le dije que podíamos hablar y él no tardó demasiado en llegar. Se supone que quedamos en ser amigos, pero hace unos días mientras cocinabamos en mi departamento, él me dio un beso que no se porque correspondí. De ahí hasta ahora, no hemos hablado de nada, simplemente hicimos de cuenta como si fuera lo más normal del mundo. Salimos, él me da algún que otro beso que yo correspondo, entrelaza nuestros dedos o me abraza en cualquier momento y yo pese a mi incomodidad finjo que todo está bien.

ECLIPSED - Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora