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Aizawa se dirigió hacia la habitación de profesores, los documentos en la mano, sintiendo el peso de la responsabilidad que ahora recaía sobre sus hombros. Present Mic estaba en la sala, sentado en una silla con un semblante preocupado, mirando a Meredith que ahora dormía nuevamente en su cuna.
─¿Qué dicen los documentos? ─preguntó Mic con voz baja, intentando no despertar a la pequeña.
Aizawa, con el ceño fruncido, le entregó los papeles a Mic.
─La información es escasa y bastante fragmentada. Pero tenemos que averiguar más sobre el pasado de Meredith, especialmente sobre su conexión con el héroe desconocido.
Mic revisó los documentos rápidamente, los ojos recorriendo las imágenes quemadas y los fragmentos de texto.
─Esto es un desastre. Pero si encontramos a los responsables, podríamos obtener más pistas, ¿no?
─Exactamente. Y si logramos hacer que Meredith hable, podríamos obtener detalles cruciales que faltan en los informes. ─Aizawa se sentó en una silla cercana, frotándose las sienes con cansancio.─ Pero no será fácil. Ella es solo una niña y su confianza será difícil de ganar.
Mic asintió y se levantó, buscando una forma de contribuir.
─Podríamos empezar con algo más amigable. Tal vez intentar hablar con ella de manera menos formal, crear un ambiente donde se sienta segura.
─Es una buena idea. ─Aizawa se levantó y se acercó a la cuna.─ La situación ya es lo suficientemente estresante para ella. Necesitamos ser pacientes y cuidadosos.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, observando a Meredith dormir, cada uno reflexionando sobre la difícil tarea que tenían por delante. Aizawa sabía que no solo debía enfrentarse al desafío de conseguir la información que necesitaban, sino también asegurarse de que la pequeña Meredith no sufriera más de lo necesario en el proceso.
─Comencemos con algo simple mañana─dijo Aizawa finalmente.─Tal vez una charla tranquila mientras juega, o algo que la distraiga de la tensión. Si logramos ganarnos su confianza, podríamos obtener la información que necesitamos.
─De acuerdo. ─Mic asintió con determinación.─Lo haremos de la mejor manera posible.
Aizawa y Mic intercambiaron una última mirada de entendimiento antes de salir de la habitación, conscientes de que su camino hacia la verdad no solo implicaba desentrañar misterios, sino también proteger a una niña vulnerable y ayudarla a encontrar la paz.
El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Aizawa se preparaba para llevar a Meredith a su primera sesión de terapia. La pequeña, que aún no había tenido contacto significativo con el mundo exterior, estaba a punto de dar un gran paso en su proceso de adaptación. Aizawa se aseguró de que Meredith estuviera vestida con ropa cómoda y apropiada para la ocasión, y la envolvió con una manta suave para mantenerla abrigada durante el trayecto.
