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La noche había caído y Aizawa estaba sentado en la habitación con Meredith, intentando que se durmiera

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La noche había caído y Aizawa estaba sentado en la habitación con Meredith, intentando que se durmiera. La pequeña se había mostrado inquieta durante todo el día, y a pesar de los esfuerzos de Aizawa, parecía que no podía encontrar la calma necesaria para descansar. Meredith estaba en su cuna, pero su inquietud la hacía moverse de un lado a otro y emitir pequeños gruñidos de frustración.

Aizawa se acercó a la cuna y comenzó a cantarle suavemente una canción de cuna, mientras acariciaba la espalda de Meredith en un intento por calmarla. Había probado con biberones, cuentos y juegos tranquilos, pero nada parecía funcionar esta noche. Su paciencia estaba siendo puesta a prueba mientras intentaba hacer que la pequeña se relajara.

─Shhh, todo está bien ─murmuraba Aizawa con voz suave, mientras intentaba mantener un ritmo relajante en su canto.─ Es hora de descansar.

Meredith seguía inquieta, moviéndose y quejándose de vez en cuando. Aizawa estaba a punto de rendirse cuando, de repente, escuchó el ruido de la puerta de la habitación abriéndose de golpe. Present Mic, con su energía característica, entró sin darse cuenta de que la pequeña estaba intentando dormir.

─¡Aizawa! ¡Tenías que escuchar esto! ─exclamó Mic con entusiasmo, su voz alta y animada resonando en la habitación.

El sonido repentino hizo que Meredith se sobresaltara. Sus ojos se abrieron de golpe, y en un instante, comenzó a llorar desconsoladamente. El ruido y la interrupción habían quebrado el frágil estado de calma que Aizawa había estado tratando de construir.

Aizawa se giró rápidamente hacia Mic, su expresión reflejando una mezcla de frustración y cansancio.

─Mic, ¿puedes intentar ser un poco más silencioso? Estás despertando a Meredith.

Mic se dio cuenta de su error y se acercó a la cuna con una expresión de arrepentimiento.

─Oh, lo siento, Aizawa. No me di cuenta de que la pequeña estaba tratando de dormir ─dijo Mic en voz baja, su entusiasmo desvaneciéndose mientras trataba de calmar a Meredith con palabras suaves.

Aizawa rápidamente se inclinó sobre la cuna, tratando de reconfortar a Meredith. La pequeña seguía llorando, su rostro enrojecido por la frustración. Aizawa la tomó en brazos con cuidado, meciéndola suavemente mientras le hablaba en un tono tranquilizador.

─Shhh, está bien, Meredith ─susurró Aizawa, abrazándola y acariciando su espalda.─ Solo necesitas relajarte.

Mic, viendo la situación, se acercó con una actitud más comprensiva y trató de contribuir al ambiente tranquilo que Aizawa estaba intentando crear.

─Lo siento de verdad, Meredith ─dijo Mic en un susurro.─ No quería molestarte. Voy a irme para que puedas descansar.

Con cuidado, Mic retrocedió hacia la puerta, dejando que Aizawa se concentrara en calmar a Meredith. Aizawa continuó meciéndola, y después de unos minutos, la pequeña comenzó a calmarse gradualmente. Su llanto disminuyó, y sus sollozos se convirtieron en suaves y rítmicos respiraciones.

𝐏𝐚𝐩𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞『𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐮𝐭𝐚』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora