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Aizawa observaba ansiosamente mientras los doctores de la U

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Aizawa observaba ansiosamente mientras los doctores de la U.A. revisaban a Meredith. Sus manos estaban apretadas en puños, su cuerpo tenso, esperando cualquier señal de daño o maltrato. Los doctores trabajaban en silencio, revisando cada pequeño rasguño y haciendo preguntas a Aizawa sobre su estado previo.

─No parece haber heridas graves, pero la somnífero puede tardar en salir de su sistema ─dijo uno de los doctores, ajustando sus gafas.─ La mantendremos en observación por un tiempo.

Aizawa asintió, sus ojos nunca dejando de mirar a Meredith. Mientras los doctores terminaban su revisión, la pequeña comenzó a moverse, sus párpados parpadeando lentamente. Al abrir los ojos, su mirada se encontró con la de Aizawa, y en un instante, comenzó a llorar.

─Papá... ─lloró Meredith, extendiendo sus brazos hacia él con desesperación.

El corazón de Aizawa se rompió y sanó al mismo tiempo. En un movimiento rápido, se acercó a ella y la levantó en sus brazos, abrazándola con fuerza.

─Estoy aquí, Meredith. Todo está bien. Estoy aquí contigo ─susurró, sintiendo sus lágrimas mezclarse con las de ella.

Meredith se aferró a él, su pequeño cuerpo temblando mientras sollozaba. Aizawa la meció suavemente, tratando de calmarla, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza.

Los doctores miraban la escena con comprensión, sabiendo que la presencia de Aizawa era la mejor medicina para la pequeña en ese momento.

─Podemos continuar la observación más tarde ─dijo uno de ellos en voz baja.─ Por ahora, parece que lo que más necesita es estar con su padre.

Aizawa asintió agradecido, llevándose a Meredith a una silla cercana. Se sentó con ella en su regazo, susurrándole palabras tranquilizadoras mientras la pequeña comenzaba a calmarse.

─Te prometo que no dejaré que te hagan daño otra vez, Meredith ─dijo con determinación, besando su frente.

Meredith se acurrucó contra él, susurrando suavemente.

─Papá...

Aizawa cerró los ojos, dejando que el momento se grabara en su memoria. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero tener a Meredith de vuelta en sus brazos le daba la fuerza para enfrentarlo todo.

Mientras Aizawa se mantenía cerca de Meredith, asegurándose de que estuviera cómoda y segura, Present Mic tomó los documentos dejados en la canasta. Con una mezcla de curiosidad y cautela, se sentó en una mesa cercana y comenzó a leer el expediente.

Los primeros párrafos describían detalles clínicos sobre los experimentos a los que Meredith había sido sometida, con términos técnicos que describían procedimientos médicos y científicos. Hizashi frunció el ceño al leer sobre las pruebas dolorosas y las condiciones inhumanas en las que había vivido.

𝐏𝐚𝐩𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞『𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐮𝐭𝐚』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora