EPÍLOGO(POCO DESPUÉS)

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-Vamos a ver, tranquila Vio.

-No puedo estar tranquila, uff- se echó las manos a la cabeza.

Vio ya llevaba algunos días diciéndoselo pero, no entramos en crisis, pensamos que sería un error o algo.

-Quédate aquí un momento que no tardo nada- le besé la cabeza.

Vio levantó la mirada hasta verme y me señaló con un dedo en el pecho, sonriente.

-Que sepas que todo esto es tu culpa.

La miré indignado.

-No opino lo mismo- la besé y me marché riendo.

***

-Vio, por dios. Tranquila, que me vas a dejar sin sangre en el cuerpo.

Ambos estábamos en una esquina del baño, ella abrazada a mí con una fuerza que ni ella sabía que tenía.

Los minutos se hacían eternos. Jamás he sido testigo de unos minutos tan largos. Era alucinante.

Y sonó la alarma.

Ella me soltó del tirón y me miró con una cara de preocupación que jamás había visto.

-A la de tres le doy la vuelta- me miraba seria.

-Vale.

Ví como cruzaba el baño y cojia la prueba.

-Una....dos....y tres- lo giró.

Dos rayas.

-Ostias Vio, espera que lea las instrucciones...- pasé rápido las páginas.

Ella estaba quieta, sin decir nada, juraba que hasta un poco blanca.

La miré extrañado.

-¿Qué te pasa?

-Estoy... - se le humedecieron los ojos-.Estoy embarazada.

Se me cayó el mundo a los pies.

-¿Qué dices?- susurré.

-Estoy embarazada,Hugo.

No tendríamos la edad más común. Éramos jóvenes. Vio tenía veintiséis años y yo veintiocho.Pero era el hombre más feliz en la faz de la tierra. Porque estaba a nueve meses de conocer al amor de mi vida con la mujer de mi vida.







Contigo, siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora