CSPÍTULO 14 *Violeta*

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Fueron cinco días que se pasaron como horas. Nuestra primera vez en avión, ese despego agarrados de la mano,el llegar a Berlín y ver ese cielo nublado. Aún recuerdo nuestro hotel de pared amarilla, nuestra habitación, la 228. Nuestra habitación tenía camas individuales que no dudamos en juntar. Aún tengo las fotos que hicimos en el palacio del congreso, en el arco de petersburgo y en Alexanderplatz. Cuando lo veía en el otro lado de la cama despertándose por los pájaros que sonaban, cuando lo escuchaba en la ducha... cuando llegábamos por la noche al hotel..
Los últimos cinco días.

*Tercer día en Berlín*
Acabamos de llegar al hotel después de visitar varios monumentos y estar desde las nueve fuera. Me dolían mucho las suelas de los pies y solo tenía ganas de descansar cuando llegamos al hotel. Se escuchaba una fuerte música fuera y al entrar descubrimos de que provenía; un DJ. Tan cansada iba que subí a mi habitación sin apenas pararme a mirar en ello, pero al llegar a la habitación Hugo me lo propuso:
-¿Vamos al DJ?
-De una.
Y tan fácil es convencerme de algo. El problema fue cuando vi quien era el DJ.
No había mucha gente, eso es cierto pero quizás eso de que nuestras miradas fueron las primeras en mirarse era demasiado. Era él. Aún podía no reconocer sus ojos miel.Él me sonrió, yo se la devolví y sin más me puse a bailar.
Hugo fue a pedir algo para beber y me permití verlo de reojo, claramente me estaba observando pero yo me puse a hablar con unas alemanas.
-I love your vibre- me dijo una de ellas.
Sonreí en forma de respuesta y respondí:
-I love you too.
Justo cuando terminé la palabra,sonó "7 locas", justo como ese día de discoteca.Lo miré y sus ojos estaban puestos en los míos. Me indicó que me acercara y lo hice.
-Habitación 233, pásate más tarde. Termino a las 10.
-Allí estaré.
Sin saber lo que hacía, le dije a Hugo que me iría a duchar. Sin saber lo que hacia, a las diez estaba en la habitación 233.
Llevaba mi pijama de ositos color lila, pero eso era lo que menos me importaba. Me importaba que Hugo no se percatase al llegar a la habitación, me preocupaba que hiciese algo que no debía.
-No pensaba que ibas a venir- dijo invitándome a pasar.
-Sorpresa- reí torpemente.
-¿Cómo estás?
-Muy bien- respondí tímidamente.
Él se sentó en el filo de la cama y yo me quedé pegada a la pared mirándolo fijamente.
-Mi amiga me está esperando, no puedo tardar- informé.
-¿Cómo te llamas?
-Violeta.
Su cara dibujaba unas facciones tranquilas, suaves. Me miraba como una obra de arte.
-Soy Atlas, encantado.
-Encantada, ahora si me disculpas...- me dirigí a la puerta.
-Espera- se quedó a escasos centímetros de mí-. Háblame.
-Lo haré.
Sin más, cerré la puerta y me dirigí a mi habitación.
Soy idiota, ¿por qué he ido?
Mientras no paraba de arrepentirme de lo sucedido, me encontré a Hugo llegando a la habitación.
-¿De dónde vienes?- dijo extrañado.
-De las escaleras, que había bajado a buscarte-contesté y se lo creyó.
-Pues venga, que tenemos cosas que hacer-me miró pillo.

Contigo, siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora