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Enojo
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—Hola amor— intentó saludarla con un beso pero en el momento que ella vió un beso de labial marcado en su remera le había corrido la cara— ¿ Qué te pasa ahora ?

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—Hola amor— intentó saludarla con un beso pero en el momento que ella vió un beso de labial marcado en su remera le había corrido la cara— ¿ Qué te pasa ahora ?

Emma solo lo miró con indignación.

— Vos me pasas Manuel—le respondió mientras salía del baño hacia la habitación de ambos, él siguiendo sus pasos confundido.

— ¿ Qué mierda te pasa loca ? — contestó el futbolista enojado — Nunca se puede estar bien con vos, siempre estás buscando algo.

El enojo iba aumentando en el cuerpo de la chica. Se dió vuelta en sus talones para enfrentarlo.

—¿ Quién mierda te pensas que soy yo Manuel ? Tenes el rostro para venir a decirme que no se puede estar bien conmigo cuando sabes muy bien las cagadas que te mandas.

Ahora él chico ya no estaba enojado, un frío le había recorrido por el cuerpo al escuchar las palabras de ella.

— Me parece que la juntada te cayó mal— intentó manipularla— ahora te creas cosas vos sola en la cabeza.

Emma estaba incrédula con las palabras de su novio
¿ Él de verdad quería hacerse el inocente ?

— Ta, Ta— dijo riéndose por la declaración de su novio— ¿ Me queres ver la cara de boluda ?

—No sé de qué verga me estás hablando Emma—se excusó.

Un silencio de unos segundos se hizo presente en la acalorada pelea.

— Me estás cagando con la mina que me negaste hace unas semanas— dijo ella con una mirada fría.

Manuel sentía que la presión se le empezaba a bajar
¿ En qué momento se enteró ?

—Ahora no hablas mucho eh.

Él todavía seguía sin caer en la realidad del momento, todo se le estaba escapando de las manos.

— Y ni si te ocurra intentar negarlo porque vi todos los mensajes— Emma seguía hablando mientras se sentaba en la cama intentando no llorar en el intento.

Manuel todavía seguía en el marco de la puerta intentando reincorporarse pero parecía en vano, su cuerpo y mente no estaban funcionado.
Su mentira había sido descubierta.

—Tenes labial marcado en el cuello de tu remera.

Dijo ella intentando desviar la vista, no iba a dejar que la viera llorar. Mucho menos por él.

Lemonade | Manuel Ugarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora