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Luego de aquella discusión en la madrugada parecía haberla afectado más de lo que le hubiera gustado, Emma parecía estar en estado vegetativo. Dormía hasta tarde, cuando despertaba era solo para comer y pasear a su perro para después volver a su cuarto, Manuel no podía evitar preocuparse pero de todas maneras no interfirió y la dejó estar así. Emma quería tener ganas de levantarse y hacer cosas pero su cuerpo solo quería dormir todo el día.
Parecía atrapada en un tipo de bucle del sueño. Solo soñaba con Manuel, en el pasado de ambos. Aunque ella quisiera afrontar la nueva realidad de su vida le resultaba más fácil soñar con el pasado que vivir en el presente en el cual tenía que afrontar problemas y errores. Ella no era del todo consciente que su imaginación estaba atacandola y no quería dejarla ir, soñaba con Manuel en ambos mundos tanto despierta como dormida.
El duelo de la relación con Manuel la estaba atormentando, los recuerdos más intensos empezaban a hacerle una clase de tortura la cual ella deseaba ser libre pronto. Recordaba cada vez que Manuel le decía en su oído "te amo Emma, pone las piernas alrededor de mi cintura mi amor" cuando intimaban. No podía evitar pensar en cada vez que le daba besos en el cuello mientras entraba en ella y sin poder evitarlo le susurraba a él "Dios" , eso era una forma de adoración hacia aquel chico. ¿Dios los estará castigando por usar su nombre en una actividad tan explícita?
Emma pensaba en cada vez que las caderas de él se movían en un ritmo perfecto mirándola fijamente a los ojos y jurándole amor eterno, parecía que con tan solo esa simple acción ella sentía que Manuel podría ser capaz que transformar el agua normal a agua bendita. Tal vez era su culpa por creerlo un dios. Ahora que él ya no estaba dentro de ella y no podía ponerle más alto en el cielo, le resultaba mucho más fácil dormir y culpar a la luna por todo lo que sucedió en su vida. La Culpaba por la noche, la oscuridad y los fantasmas pero más que nada... la culpaba por hombres como Manuel que eran lobos disfrazados de ovejas.
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El único momento en el cual la chica salió de su cuarto fue para el cumpleaños de su padre junto a Manuel quien parecía que había llegado a un acuerdo mutuo con ella de que iban a aparentar que todavía seguían juntos y que todo estaba perfecto en su relación. Emma se estaba tomando más tiempo de lo usual en aprontarse y Aunque estuvieran llegando tarde por culpa de la chica, él no fue capaz de decirle nada. Sabía muy bien que decirle algo sería motivo de una discusión y quería evitar eso.
Cuando el chico escuchó el sonido de unos tacones bajando la escalera se levantó de aquel sillón apagando su celular y guardándolo en su chaqueta. Manuel quería decirle lo tan hermosa que estaba y que cualquier hombre estaría celoso al verlo llegar con ella pero sabía muy bien que era muy capaz de sacarse uno de sus tacos para tirárselo por la cabeza.
