Criston Cole

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Advertencias: +18, Ser Criston es mi gusto culposo okey? Aqui somos team Black


Te sentabas en el aposento de tu madre, con un bordado en el regazo y una suave melodía zumbando en tus labios. Ella respondía cartas en su escritorio mientras tú te reclinabas en su sofá, disfrutando de la repentina brisa que se había instalado en Desembarco del Rey y entraba por las ventanas abiertas. De vez en cuando mirabas a Ser Criston, que permanecía estoico como siempre junto a la puerta, y le ofrecías una pequeña sonrisa alegre, que él te devolvía a su manera silenciosa.

Desde que naciste, has sido la compañera constante de tu madre. Desde su pecho hasta su regazo y su costado, has pasado casi toda tu vida a su lado. Eres su hija menor, la niña de sus ojos con diferencia y la que más se parece a ella. Cuando llorabas, ella era la única que te consolaba; cuando demostrabas interés por la música, hacía que los mejores músicos vinieran a fomentar tu talento; cuando decías que querías aprender historia, hacía que trajeran de la biblioteca todos los libros que cabían en tu habitación. Puede que seas mitad Targaryen, pero siempre serás la hija de Alicent.

Debido a que fuiste la compañera constante de tu madre, pronto te convertiste también en la de Ser Criston. Alicent no confiaba más en ningún guardia que en Ser Criston, por lo que a menudo tenía la tarea de ser tu cuidador. Ha calmado tus lágrimas y lavado tus heridas cuando has jugado demasiado. Te ha hecho cosquillas hasta que tus risas se convirtieron en chillidos y ha sido el primero en elogiar cada uno de tus nuevos vestidos. Has crecido viendo a Ser Criston ser el protector de tu madre, ser tu protector. Cuando piensas en seguridad, piensas en su rostro. Entonces, tiene sentido que cuando miras su rostro mientras mira por la ventana, con una expresión estoica en sus labios y frente, tu pecho se caliente y un latido errante punza entre tus piernas.

No recuerdas realmente cuándo empezaste a sentirte así por él. Recuerdas vívidamente una noche, una fiesta para alguna celebración u otra, y tu madre te había regalado un vestido nuevo hecho de seda teñida en agua roja fina para hacer el rosa bebé más bonito. Las criadas te habían peinado con intrincadas trenzas y rizos que caían por tu espalda pero dejaban tu cuello y pecho al descubierto. Saliste corriendo de tu habitación y encontraste a Ser Criston primero, saltando frente a él para mostrarle el vestido. Te giraste emocionada, agitando la falda de tu vestido de un lado a otro y preguntándole qué pensaba. Él había dicho que eras la chica más hermosa del mundo con una sonrisa en su rostro y esos ojos oscuros suyos que nunca se suavizaban del todo y mantenían una cierta cualidad dura en ellos. Todo tu pecho se había puesto rojo y tu estómago se había retorcido de la manera más placentera y habías querido que te observara por el resto de la eternidad. Incluso durante la fiesta te mantuviste a su lado a pesar de que tus hermanos te regañaban para que no te juntaras con ellos, haciendo pucheros como un niño pequeño si él desviaba su atención de ti aunque fuera por un minuto.

Otro recuerdo, de hace solo unos años, cuando Aegon había dicho algo que te molestó y tú habías ido sollozando a ver a tu madre. Después de calmar tus lágrimas, ella te había dejado en sus aposentos bajo la atenta mirada de Ser Criston para ir a regañar a Aegon. Te habías acercado a él y le habías preguntado si era verdad lo que había dicho Aegon. Él se había apresurado a callarte, diciéndote que Aegon era un hombre joven y que todavía podía ser estúpido, que no tenías por qué tomarte en serio todo lo que decía. Te habías apretado contra su pecho y envuelto con tus brazos la armadura de su abdomen. Él había frotado suavemente tu espalda durante unos momentos antes de aclararse la garganta y alejarse, guiándote de vuelta al sofá y trayéndote el proyecto de bordado que habías dejado en la mesa auxiliar. Pero la sensación de su gran mano en tu espalda, su palma y sus dedos tan abiertos, su olor e incluso el aspecto de su piel desde tan cerca se habían quedado grabados en tu mente y en tu cuerpo y te habías dado vueltas toda la noche pensando en él.

ONE SHOTS - HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora