28.Parte 3: Especial.

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Smoke

Han pasado más de dos semanas, y la promesa de la sustancia que necesitamos sigue sin cumplirse. A pesar de nuestros coqueteos y provocaciones, el ambiente no cambia. Estoy cansado de esto; estar en mi forma de lobo es humillante y tedioso.

—¿Puedo hablar? —pregunté, casi en un susurro, mientras observaba cómo subía la música y abría la ducha, buscando ahogar nuestra conversación.

—Sí, pero asegúrate de que las cámaras no capten tus labios —tapó su rostro con el mío, como si estuviera aplicándome jabón.

Me retorcí, sintiendo cómo la rabia crecía en mí. —En lugar de tu pareja, parezco tu mascota. Ellos lo notan. No nos están creyendo, y si seguimos así, nunca conseguiremos nada —gruñí, mi cola agitándose con frustración—. Necesitamos cambiar de estrategia.

Cerré los ojos cuando empezó a masajear mis orejas, esas zonas sensibles que, aunque placenteras, me hacían sentir vulnerable. Intenté contener cualquier sonido que me dejara en vergüenza ante él.

—Podríamos ser más... reales —continuó, acariciando mi pelaje con una familiaridad que me incomodaba, pero que, de alguna manera, parecía haberle quitado la tensión—. En "Time", nos enseñaron que la mejor manera de actuar es entrelazar la verdad con la mentira. Podemos reducir los coqueteos y hablar más de nosotros, conocernos mejor, haciéndoles creer que somos una pareja que comenzó con encuentros casuales y que aquí está surgiendo algo más profundo. ¿Qué dices?

Abrí los ojos de golpe cuando el agua fría tocó mi piel —Inténtalo.

Terminó de ayudarme a bañar. Me sacudí con fuerza, intentando deshacerme del exceso de agua antes de correr hacia la cama. Él me arropó con toallas, consciente del frío en la habitación. Cerró las ventanas y me avisó que se iría a bañar.

Sin darme cuenta, me quedé dormido, pero el sueño no duró mucho. Unas suaves caricias en mis orejas me despertaron.

—Traje algunas cosas, ropa para abrigarte y comida. ¿Quieres, princesa? —dijo, mostrando una sonrisa traviesa.

Miré la ropa; parecía más adecuada para un niño. Su sentido de la moda dejaba mucho que desear, pero el aroma de la comida era irresistible.

—¿Le robaste esto a un niño? —pregunté, mientras un leve gruñido de desaprobación salía de mi garganta.

—Si no la quieres, puedo...

—No, solo bromeaba —lo interrumpí. Estábamos atravesando un clima más frío, y aunque mi pelaje ofrecía algo de abrigo, no era suficiente—. Gracias.

—¡Vaya! Pensé que las celebridades no usaban esas palabras —se burló, comenzando a organizar mi comida.

—¿Qué clase de persona crees que soy? —inquirí, mordiendo mi comida mientras echaba un vistazo alrededor, consciente de las cámaras que nos observaban.

—Superficial, engreído y falso —respondió sin pensarlo, notando de inmediato cómo la tensión surgió en el aire—. Pero eso queda en segundo plano porque eres guapo.

—¿Así que solo estás conmigo por mi apariencia? Eso duele —intenta mantener un tono ligero mientras la cola se encoge de incomodidad—. Puede que sí sea superficial y engreído, pero ¿por qué piensas que soy falso? ¿Qué te hice para merecer esa palabra?

Mordí mi comida, intentando ocultar la incomodidad que sus palabras me provocaban.

—Mi hermana estudia diseño de moda. Te escribió para diseñarte algo cuando publicaste que apoyarías a tus seguidores. Su propuesta ganó entre todas, y ella se emocionó tanto que lo presumió con todo el mundo. Pero tú jamás te pusiste lo que te mandó, lo dejaste en el camerino, y alguien lo hizo público. Katy se volvió el hazmerreír de sus amigos por tu culpa —su mirada ardía de enojo—. Dices que eres bueno, pero le hiciste eso a alguien que te veneraba. ¿Qué crees que significa eso para ti?

SEDUCTORA REDENCIÓN (QUINTO LIBRO DE LA SAGA AES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora