Quiero matar a mi madre. Sí, leyeron bien, quiero matar a mi madre. Puede que esto suene enfermo y retorcido para muchos, pero si hubieran vivido lo que yo he vivido por su culpa, entenderían por qué este deseo oscuro crece cada día más.
Con esta pe...
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Narrador omnisciente
Violeta no se había equivocado. Algo iba terriblemente mal. Antes de que los demás llegaran a la casa de Connor y Lucas, los entes oscuros ya habían tomado la delantera. Portales aparecían en cada rincón de la vivienda. Afortunadamente, Lucas no estaba solo. Connor había decidido trabajar desde casa, aprovechando que era el día de descanso de su Omega. Pero el descanso pronto se convirtió en caos.
Sin dudarlo, Connor se transformó en un imponente lobo salvaje, su pelaje erizado y los colmillos desnudos mientras se lanzaba contra las criaturas. Sin embargo, los entes emergen de los portales uno tras otro, rodeándolos. El objetivo estaba claro: Lucas. El Omega, con el miedo y la adrenalina a flor de piel, dejó escapar sus feromonas tóxicas, quemando a las criaturas más cercanas. Pero eran demasiados.
Las sombras no solo atacaban con oscuridad; ahora empuñaban armas, acorralando a Connor y Lucas. El gran lobo se posicionó frente a su Omega, dispuesto a dar su último aliento por protegerlo.
-Odio que siempre tengas razón -murmuró Gavin, apareciendo entre las sombras. En un destello, lanzó sus runas de aniquilación, desintegrando a los entes que cercaban a Lucas y Connor.
El campo de batalla se intensificó. No había tiempo para pausas. Más portales se abrían, más entes entraban. Violeta esgrimió sus dagas con precisión, arrojándolas con mortífera eficiencia hacia cualquier criatura que intentara acercarse.
-Hasta yo me odio, por eso -respondió ella, con una sonrisa fugaz antes de abalanzarse contra los enemigos.
Mientras Gavin cerraba los portales y aniquilaba a los entes cercanos, Melek optaba por mantener su forma humana. Con un gesto, desintegraba a los oscuros seres a su alrededor, su poder devastador. Gunner, en cambio, transformaba su cuerpo en una letal variedad de armas, acabando con varios enemigos a la vez.
Connor, aun en su forma de lobo, se unió a la lucha, arrojando con su feroz mandíbula a los entes hacia Melek, quien los desvanecía con solo un toque. Poco a poco, los enemigos fueron desapareciendo, hasta que finalmente la casa quedó vacía y en silencio.
-Parece que ya no queda ninguno -informó Violeta, aunque sus ojos seguían escaneando el entorno, alerta- Pero no podemos confiarnos. Debemos llevar a Lucas con nosotros.
Lucas temblaba, aun en shock. Su alfa, en forma de lobo, notó su angustia y comenzó a frotar suavemente su cabeza contra las piernas de Lucas, intentando consolarlo.
-¿Qué está pasando? -preguntó Lucas, su voz quebrada.
-Lo explicaremos cuando estemos seguros -dijo Gavin, mientras abría un portal hacia el castillo- Crucen, por favor.
La desconfianza era palpable en el aire. Para Lucas y Connor, aquellos eran extraños, aunque Violeta y Gavin parecían saber demasiado sobre ellos.
-Mike está allá con sus hijos -intervino Melek, intentando calmar la situación.
