Quiero matar a mi madre. Sí, leyeron bien, quiero matar a mi madre. Puede que esto suene enfermo y retorcido para muchos, pero si hubieran vivido lo que yo he vivido por su culpa, entenderían por qué este deseo oscuro crece cada día más.
Con esta pe...
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Narrador omnisciente
El mundo parecía desmoronarse a su alrededor mientras Violeta era arrastrada hacia las jaulas de contención de los vampiros. Cada paso resonaba como un eco de la desesperación, y el shock la mantenía paralizada, incapaz de procesar lo que acababa de suceder. La realidad era demasiado dura para asimilar: había matado a alguien, había cedido a sus impulsos más oscuros frente a una multitud atónita. La incredulidad la envolvía como una niebla densa, cada recuerdo de su irracionalidad parecía retumbar en su mente, insistiendo en que no podía ser real.
Mientras tanto, Gavin estaba enloquecido, buscando desesperadamente una forma de ayudar a su amiga. La única opción que veía era llamar a los padres de Violeta y explicarles la magnitud del desastre. Sus voces se entrelazaron en una tensa llamada, y sin dudarlo, los padres de Violeta se dirigieron al lugar con el corazón en la garganta, temiendo por la seguridad de su hija. Gavin, sabiendo que necesitaba más que solo la intervención de los padres, acudió al único aliado en quien realmente confiaba: Massimo. Aunque el acto de Violeta ponía a los híbridos en una posición complicada, Massimo movió sus hilos con rapidez, abriendo un portal y utilizando su influencia para intentar mitigar la situación.
Pero el acceso de Gavin a su amiga estaba severamente restringido. Solo el padre de Violeta tenía permiso para acercarse a ella, tratando de calmarla antes de que se iniciara el juicio. La atmósfera estaba cargada de tensión. Los líderes de todas las élites estaban presentes, cada uno con una mirada de juicio y determinación: Vincent, el representante de los vampiros; Melek, el líder de los lobos; Bael, el rey de los demonios; Sangmin, el líder de los guías; y Massimo, el líder de los híbridos.
Los padres de Violeta estaban paralizados por el miedo, conscientes de que, en estos casos, la sociedad solía ser implacable y a menudo dictaba una pena capital. No podían soportar la idea de perder a su única hija, a quien habían cuidado con tanto esmero. El ambiente estaba cargado de un sentido de inminente desastre. Mientras el padre de Violeta intentaba ofrecer consuelo a su hija aterrorizada, la madre la miraba con resentimiento, culpando a Gavin por la transformación de su hija. Para ella, Gavin era la fuente de todo lo malo, contagiando a Violeta con su estilo de vida descontrolado y agresivo.
- Daremos inicio a este juicio. Les agradecería a todos los involucrados que tomen asiento y mantengan silencio - anunció el juez, el único humano entre los presentes. - Procederé a leer los hechos y, conforme a estos, cada líder tomará la palabra y emitirá su voto ante los presentes.
La lectura de los cargos aumentó el nerviosismo de Violeta, su arrepentimiento se intensifican con cada palabra que el juez pronunciaba. La tensión era palpable en el aire, y Gavin observaba con creciente preocupación. La furia en los ojos de Vincent, el representante de los vampiros, era evidente. Ignoraba las veces que Bradley había ayudado a su familia, así como los favores que Violeta y Gavin les habían hecho. Ahora, la mirada de Vincent estaba cargada de un enojo implacable, exacerbado por el hecho de que Massimo estaba iniciando un proceso legal contra los padres de Vincent.
