XX.- Heridas abiertas/Camino a casa

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Richard se había ido. Osmond también. Robert Livingston no había parecido. La mayoría de los Omegas estaban muertos y los sobrevivientes huyeron.

Pero, por supuesto, los hermanos no pensarían en eso hasta más adelante.

*

Los demás lo supieron.

Lo supieron incluso antes de encontrarlos debajo de los robles.

Al igual que los hermanos, habrían sentido el momento en que murió. Probablemente con mayor intensidad, dado que ellos aún eran humanos.

Primero Carter y Kelly saltaron de entre los árboles, corriendo sobre sus cuatro patas, gemidos agudos brotaban de sus bocas. Se detuvieron una vez los vieron: Thomas inmóvil sobre la hierba, Joe de rodillas, con la cabeza inclinada hacia su padre y sus garras a sus costados, Gordo recostado sobre un árbol, las manos cubriéndole el rostro y sus tatuajes brillando con intensidad.

Y ellos, los hermanos humanos adormecidos por su madre, ahora un cuerpo bajo una manta.

En cuanto a Thomas, su cuerpo estaba tibio, la sangre todavía goteaba.

Carter fue el primero en moverse y pasar su nariz por el brazo de Joe, por su cuello y su cabello. Inhalaba y exhalaba pequeños resoplidos, tomando la esencia de su nuevo Alfa. Su pelaje estaba manchado de sangre y recogía una de sus patas, pero continuó presionando su cuerpo contra su hermano.

Kelly se movió finalmente hacia ellos, sus ojos desorbitados, la boca abierta mientras soltaba unos suaves ladridos una y otra vez. Dejó a Carter y Joe solos y colapsó a los pies de su padre, olisqueando sus pies, sus pantorrillas. Al final, posó la cabeza sobre las piernas de su padre y se estremeció.

Luego vino Mark, en su forma humana. Mientras que los demás lobos estaban desnudos él llevaba pantalones harapientos, raídos y hechos jirones con salpicaduras de suciedad y sangre. Tenía heridas abiertas que estaban sanando lentamente y tenía una mordedura de aspecto desagradable en su hombro derecho, donde parecía que le había arrancado un buen trozo de carne, dio un paso tambaleante hacia Thomas y los demás, pero se detuvo, sus manos se curvearon en puños a sus lados. En su lugar acarició la nuca de Stiles y luego fue hacia Gordo, susurrando algo que los hermanos no pudieron descifrar. Gordo no levantó la vista, pero sacudió su cabeza.

Los ojos de Mark se dirigieron alrededor de la línea de árboles, su mirada era dura y su mandíbula estaba apretada.

Y luego vino ella.

Se movía lento, ya sea por la pena o las heridas, podían saberlo. Un corazón destrozado puede ser más pesado que una costilla rota.

Permanecía en su forma de loba, lo cual agradecieron los hermanos de manera egoísta.

El rostro de un lobo no puede moverse tanto como el de un humano.

El dolor grabado en un rostro lobuno no era nada en comparación con lo que habría sido su hubiera estado en su forma humana.

Stiles y Ox no creyeron que hubieran sido capaces de soportarlo. Estaba helado. Sus dientes comenzaron a castañear.

Carter dejó de frotarse contra Joe y comenzó a darle empujoncitos a su padre, haciendo unos sonidos en la parte posterior de su garganta como su estuviera suplicando que se levantara—

Kelly gimió entre sus piernas, intentando enterrarse en la esencia de su padre.

Joe respiraba con pesadez, sus fosas nasales se ensanchaban, sus manos goteaban con sangre por donde sus garras habían cortado sus propias palmas.

Mark se puso en guardia.

Gordo se desplomó contra el árbol, con su cabeza entre sus rodillas y con los tatuajes moviéndose incontroladamente. El cuervo coló hacia arriba de uno de sus brazos y desapareció dentro de la manga de su camisa para luego aparece en su cuello, con las alas extendidas hacia arriba, hasta su oreja.

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