XXI.- En los huesos/Perdiéndote

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Sin embargo, Ox no lo vio venir.

Tal vez debería haberlo hecho.

Pero no lo hizo.

Stiles lo hizo.

*

Los dejaron luego de un tiempo.

Los lobos desconocidos. Regresaron al sitio del que había venido, fuera cual fuera. Pero no antes de llevar a cabo una última reunión secreta.

Los hermanos ni siquiera tuvieron la astucia de hacer preguntas, de quiénes mierda eran.

Se quedaron mirando la puerta cerrada.

Y se alejaron.

*

Cuando se marcharon todo estaba en silencio.

Carter y Kelly se pasaban horas y horas en el bosque, moviéndose entre los árboles sin descanso. Cuando no regresaban a casa por la noche, los encontraban en el claro echados sobre sus estómagos cerca la hierba chamuscada, moviendo sus colas al compás de un latido que solo ellos podían escuchar. Elizabeth desaparecía por largos tramos de tiempo, jamás la siguieron, jamás descubrieron a dónde se iba. Mark se quedaba en el pórtico mientras vigilaba la línea de árboles. Stiles solía sentarse a su lado por horas, ninguno decía nada, solo vigilaban. Ox sabía lo que buscaban, pero no creía que fuera a suceder.

Richard se había ido.

Y así permanecería gracias a Gordo. Gordo, quien se había pasado los días siguientes al ataque reforzando las barreras que había levantado alrededor de Green Creek. Ahora que volvía a ser un miembro de la manada, tenía acceso a áreas de su magia que antes había sido bloqueadas. Los hermanos sentían el tirón de su magia cada vez que él hacia algo diferente, esa sensación extraña como si estuvieras bajando las escaleras y te saltarás el último escalón.

Joe se quedaba en la oficina de su padre.

Ox y Stiles trataron de que todos estuvieran juntos.

Se echaban con Carter y Kelly en la hierba, bajo las estrellas. Cuando Elizabeth estaba en la casa, se aseguraban de que se alimentara. Ox vigilaba junto a Mark y Stiles desde el pórtico, mientras pasaban sus dedos entre su pelaje. Seguían a Gordo. Lo observaban mientras murmuraba por lo bajo, atento de que nadie en Green Creek notara los tatuajes que se movían en sus brazos. Dijo que no era necesario, que nadie lo notaría, pero lo acompañaron de todos modos.

Joe apenas les hablaba. Ni siquiera en su forma humana, ni siquiera cuando estaba a su lado. Ox notó que su hermano también se mantenía lejos de Joe, incluso podía sentir que el lazo que tenían se deformaba.

No comprendía por lo que estaba pasando. No tenía idea de lo que significaba ser un Alfa, todo lo que hacía era tener la esperanza de que pudiera ser suficiente como su lazo.

Por supuesto, todo el cortejo se detuvo.

A Ox no le importó, sabía que había otras cosas e las que debía enfocarse. Cosas más importantes.

*

— ¿Qué está pasando contigo y Joe? — le preguntó Ox a su hermano mientras caminaban por el territorio, lejos de la manada, pero podían sentirlo.

— ¿De qué hablas?

— Mieczyslaw.

El menor suspiró mientras colocaba su mano sobre uno de los árboles.

— Joe dijo que te había mordido.

— Discutimos y se descontroló. Ya sabes que a veces no puedo cerrar la boca.

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