15. 𝐿𝑎 𝑆𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑛̃𝑒 𝑙𝑎 𝑛𝑖𝑒𝑣𝑒.

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𝑐𝑜𝑛𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑖𝑟 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑚𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑒𝑛 𝑠𝑖𝑡𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑐𝑟𝑢𝑒𝑙𝑒𝑠

𝑐𝑜𝑛𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑖𝑟 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑚𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑒𝑛 𝑠𝑖𝑡𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑐𝑟𝑢𝑒𝑙𝑒𝑠

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     Recuerda que sus botas se hundían en la nieve esa mañana mientras con tanta calma miraba el cielo azul.

  Aquel día en particular había decidido ir al pueblo por su cuenta, siempre conocía el camino pero su prometido siempre la acompañaba para conversar juntos en las montañas.

   Le gustaba oir el ruido de la brisa fría y mucho más le gustaba ver la nieve teñida de blanco que decoraba su alrededor.

    Sin embargo su alegría y calma cayó en picada una vez puso un pie dentro de esa casa, sintió como todo a su alrededor se tornaba rojo con el edor de la sangre mientras en el suelo sin vida la persona que más amo se encontraba, casi irreconocible y devorada, no pudo creerlo incluso cuando no escucho su corazón latir.

  Se dejó caer al suelo e intentó curarlo desesperada, necesitaba que estuviera vivo, no podía no estarlo no por su culpa.

Por favor...

— Por favor por favor, los humanos son miserables— miro en direccion a la voz notando que no conocía a quien hablará.

  Y quien hablaba era lo que en el pueblo se conocía como Devora hombres, tenía una apariencia anormal de tres ojos y un aura tan pesada que sintió que el Rosario que su amado portaba en el cuello brillaba.

Tu...

— Yo lo mate, si.

   A penas podía respirar, el aire se sintió más pesado mientras el demonio caminaba hasta ella, no supo tampoco cuando su primer instinto fue escapar de ahí con vida.

  Arrancó el Rosario y corrió lo más rápido que pudo con la sangre en las suelas de sus botas manchando la nieve, escuchaba los pasos a sus espaldas pero no quería verlos, quería llegar rápido a algúna parte o que el sol saliera, pero había tanta nieve que incluso si fuera medio día no entraría el sol por la Copa de los arboles.

Te encontre— susurro a su lado.

  No corrió más, cayó de espaldas presa del pánico llorando con la debilidad que la caracterizaba, apretó el Rosario en sus manos y simplemente aceptó que debía morir y si iba a hacerlo sería en el mismo lugar donde por primera vez pudo ser feliz.

   Aun así cuando el demonio salto sobre ella no pudo estarse quieta, no creyó que funcionaria pero cuando la Cruz del Rosario perforó la piel del cuello demonio  y la corto como ojilla el demonio se contrajo de dolor.

Corte profundo— susurro.

  El Corte lo decapitó, su cabeza todo por el suelo y su cuerpo quedo congelado, la sangre salpicó todo el lugar y el pánico seguía ahí con ella.

  Pero se levantó aunque su cuerpo dolía y corrió hasta su hogar, corrió con todas sus fuerzas y al llegar se dejó caer en el cadáver de su amado.

Lamento no haberte protegido— susurro entre sus brazos— es mi culpa nunca debi convencerte de abandonar el templo.

   Las lágrimas que se deslizaron por su cara ahora molaban la ropa ensangrentada de quien amo, mezclándose con el líquido rojo y creando un vínculo de puro dolor y pérdida.

Lo lamento tanto, te juro que voy a seguir, voy a... Voy a intentarlo por ti y si es necesario te voy a vengar.

   Con el llanto incrementando tomó su mano y entrelazo sus dedos con cariño sintiendo que la de quien amo estaba más fría que la nieve de afuera.

Te juro que voy a vivir por ti y si muero lo haré por una buena causa, por algo que quiera.

   Esa noche se despidió de su hogar, empaco algunas cosas que servirían en el viaje y se fue cerrando la puerta a su espalda para no volver jamás.

  En el camino pensó en como se enamoraron de pequeños.

En como el iba todos los  días a darle una Rosa distinta y explicarle el significado, en como el arzobispo los obligaba a estar separados porque su Union era impura.

  En todas las noches que se escaparon a leer juntos en el tejado mirando la Luna con una vela en sus manos hasta que esta acabará.

  Cuando a ella la castigaban y el le pasaba dulces por el ducto de ventilación dañado.

  Recuerda la noche en la que escaparon, esa noche en particular había calor, uno fuerte que te hacia sudar, esa noche en la entrada trasera del templo el la espero para irse juntos a vivir al fin, a donde su Union no fuera un pecado.

¿Mizuki? — fue lo primero que pregunto la Dama divina a cargo de la Guardia.

Mizuki se sintió mareada cuando volvió a pisar el templo, como si su alma se hubiera quedado atrapada en las paredes de la bella casa de madera que tenia en las montañas.

Así es— contesto con voz baja.

  El ajetreo se formó de inmediato, las damas divinas corrieron a ver si era cierto que la niña huérfana que prometía entregarse a la fe y que había escapado con uno de los monaguillos había vuelto.

Nadie podía creerlo, mucho menos cuando se presento frente al arzobispo con un descarado abrigo color rosado y con unas botas nada femeninas cubiertas de sangre.

Mizuki Mori, debes aceptar tus crimenes frente a nuestro guía— una de las damas Divinas hablaba de pie a su lado — Usted a incumplido el  mandiento  divino por lo tanto, si usted acepta los crímenes recibirá entrenamiento especial y se le impondrá como castigo la privación de contraer matrimonio jamás y deberá cumplir con cada norma de manera extrema.

   Dicho eso todos la miraron esperando a que ella misma se llevará la soga al cuello.
Aceptó mis crimenes— dijo contra lo que sentía.

Su amor no era un crimen pero si era algo que no debió jamás suceder y aceptó por completo la culpa, por eso aunque quería no le tomó importancia cuando quemaron todo lo que trajo con ella.

  Y por fortuna solo se salvó el Rosario el cual ella apretó entre sus manos prometiendo no soltarlo y así tal vez llevar el recuerdo de el con ella para siempre.

𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐲 𝐌𝐚𝐫𝐲→𝙼𝚞𝚣𝚊𝚗 𝚡 𝙾𝙲 𝚐𝚒𝚛𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora