"𝙽𝚘 𝚟𝚘𝚢 𝚊 𝚕𝚕𝚘𝚛𝚊𝚛 𝚙𝚘𝚛 𝚝𝚒, 𝚗𝚒 𝚌𝚛𝚞𝚌𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚛𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚜𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚊𝚌𝚎𝚜"
Mizuki fue criada en la iglesia donde lo más importante era la fe, la divinidad y la bondad, hasta que su corazón la lleva a traicionar todo l...
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La música sonaba suave y el ambiente era tranquilo, había una atmósfera relajante flotando a su alrededor cuando aquel hombre la miro con serenidad.
— Eso creo— hablo ella mirándolo embobada— eh perdon yo me perdí.
— No debes estar muy lejos de casa— el hombre miro el caos de Whisky frente a el— Las calles de esta ciudad son peligrosas por las noches.
— Ya me lo han dicho— sonrió tímida — Trataré de volver.
— Acompañe me un rato— pidió con cautela y una sonrisa de medio lado.
Mizuki asintió dudosa sentándose a su lado en la barra, no le había caído mal de hecho tenía algo extrañamente atractivo en sus ojos rojos y su rostro de ser el rey del mundo.
— Eres extraño— se atrevió a decir ella ante el silencio del hombre logrando que así el la mirada — No en el mal sentido , conozco a gente similar como una compañera, digamos que tienes un rostro de tener demasiado orgullo y te esfuerzas en tratar de ser amable cuando claramente no lo eres.
— Eres buena para leer a las personas o yo soy muy evidente— dijo el hombre abriendo de más sus párpados sorprendido.
— No soy nada buena— dijo sonriendo— Me llamó Mizuki.
— Entonces Mizuki ¿Quieres algo de tomar?.
— No tomó licor.
El contrario asintió y le pidio un te de Limón que ella agradeció emocionada.
— Gracias...
—Puedes decirme Reed si quieres.
— Pero ese no es su nombre— apuntó ella enarcando una ceja divertida— Verdad.
— No lo es pero puedes decirme así.
— Tch claro Reed, gracias por la bebida y por no dejar que me fuera a que me asesinen en un callejón.
— No creo que vayan a matarte— secundó mirando la Cruz de plata en su cuello— Esa cosa está bendita así que solo tendrias que decir algún cántico o algo y tendrias una oportunidad de sobrevivir.
—¡Vaya que eres listo! — exclamó ella feliz tomando su te — No muchos saben como funcionan los cánticos.
— Eso me lleva a preguntarme como lo sabes.
— Crecí en una iglesia donde los enseñaban como una religión— le sonrió ganándose mayor atención del mayor— Oiga cuantos años tiene por cierto, si es un loco pervertido le rompere la cara.
