"𝙽𝚘 𝚟𝚘𝚢 𝚊 𝚕𝚕𝚘𝚛𝚊𝚛 𝚙𝚘𝚛 𝚝𝚒, 𝚗𝚒 𝚌𝚛𝚞𝚌𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚛𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚜𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚊𝚌𝚎𝚜"
Mizuki fue criada en la iglesia donde lo más importante era la fe, la divinidad y la bondad, hasta que su corazón la lleva a traicionar todo l...
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Se aferraba a su cintura con fuerza rompiendo el kimono con sus dedos, ya había dejado de importarle el odio de antes, ahora sólo estaba enfocado en la nueva sensación, habían pasado siglos desde que sintió algo similar, nunca le había puesto atención a las mujeres, para el no tenían relevancia o eran simples eres mientas como antes había visto a Mizuki.
El problema fue cuando sin notarlo todo se transtorno y se desdibujo la delgada línea que los unía, ella aferrándose a su espalda sintiendo el calor del beso y el transmitiendo le todo el calor que podía a través de sus manos que la aprestaban con tanta fuerza que tuvo que alejarse para a penas respirar un poco.
— Eres intenso— dijo con una sonrisa de diversión.
— Te detesto mujer.
— Pareces disco rayado— enredo sus brazos en el cuello del contrario mientras el frío de la noche la hacia temblar un poco.
— En un par de horas va a amanecer así que desaparece de aquí.
— Lo haría si no me estuvieras rompiendo la piel de la cintura.
Muzan la soltó como si el contacto le resultara asco y ella se enfado al ver la tela rasgada de su kimono, de hecho Mitsuri le había caído muy bien y no le agradaba haber dañado tan bonito regalo.
— Me debes un kimono— dijo ella suspirando con cansancio— De color blanco.
— Te vendría mejor otro tipo de ropa.
— No usaré otro tipo de ropa— se quejó mirandolo.
— Será mejor que te vayas— dijo Muzan mirando para otro lado.
Mizuki lo miro atenta pero ya no dijo nada más, no tenía muchas ganas de hacer molestar a quien creía se llamaba Reed ahora.