16. Mala Suerte

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Hace 9 años...


—No tenías que traerme.

—Vamos, Bonbon, te prometí que estaríamos juntos en el primer día de universidad y aquí estamos.

Era una mañana fría y llena de movimiento, en la que el bullicio estudiantil daba vida a los pasillos y las explanadas dentro del campus. La diversidad de caras variaba entre el entusiasmo y el nerviosismo, y marcaba un contraste interesante entre la frescura de los de nuevo ingreso y el agotamiento de los de semestres avanzados. Algunos se reencontraban con amistades, otros llegaban solitarios, y unos cuantos hallaban compañía en el camino, pero la promesa era la misma para todos: Un nuevo comienzo.

La buena hora les ofrecía a los alumnos un momento de calma antes del inicio de actividades, y les permitía a los más afortunados seguir dentro de sus vehículos despreocupadamente, a salvo del fresco matutino. Ahí, refugiados en el interior de una vieja troca, dos amigos terminaban de estacionarse.

—Sí, pero me lo imaginé diferente... ¿En serio no te puedes cambiar de turno? No quiero estar solo, Foxy.

El conductor soltó un suspiro al escucharlo y finalmente puso el freno de mano, apagando el motor para seguir conversando sin distracciones.

—Tranquilo, estarás bien. Además, nos seguiremos viendo diario, ¿recuerdas? Cuando tú sales, yo entro.

—No es lo mismo. Te extrañaré en el salón.

Foxy notó cómo los ojitos escarlatas se llenaron de lágrimas, y extendió su mano para acariciar su hombro como consuelo.

—Algún día tendrás que aprender a vivir sin mí, Bonnie.

—¡Jamás! —saltó en su asiento—. ¡La prepa no hubiera sido igual de divertida si no te hubiera conocido!

—Bueno —rio enternecido—, puede que ya no tengamos quince años, pero eso no significa que no podamos seguir divirtiéndonos.

—¿Pero cuándo? Los fines de semana debes cuidar a tu papá, y yo-

—Oye, confía en mí —lo interrumpió tomando su mano—. Encontraré la forma. Sabes que siempre encuentro la forma.

Bonnie permitió el cariño sin corresponder y esbozó una sonrisa débil, tras lo cual soltó su agarre y se acomodó en su asiento un poco más tranquilo. Sacó una risa por la nariz.

—¿Como levantarte a las cinco de la mañana sólo para venir a dejarme?

—Exacto. ¿Para qué están los mejores amigos si no es para joderle el sueño al otro?

Lo hizo reír.

Tal sonido despertó un calor conocido en el pecho de Foxy y le arrebató una sonrisa boba, quedando cautivado por la manera en que su dentadura imperfecta brillaba debajo de sus labios finos. Observó el relieve de sus pómulos y los pequeños pliegues alrededor de sus ojos, y se le ablandó más el corazón cuando lo vio cubrirse la boca un tanto acomplejado, como era su adorable costumbre al carcajear.

Si tan sólo supiera cuánto le gustaba.

Sabía que sólo eran amigos, y no quería arriesgarse a perder eso, pero lo cierto es que desde hace mucho lo tenía perdido. ¿Y cómo evitarlo? Bonnie era...

—Te van a correr de tu casa por sacar la camioneta sin permiso.

Encantador.

Foxy rio con él.

—Esta chatarra necesitaba un poco de aire fresco, y yo necesitaba estrenar mi permiso de conducir. No veo por qué eso es un problema.

Su actitud descarada se ganó un codazo por parte del otro, desatando así un intercambio de golpes amistosos acompañado de más risas. Luego de jugar, recuperaron el aliento unos segundos, prestando atención al ambiente universitario a su alrededor.

Bajo Su Sombra | Monty x FreddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora