15. La Reunión

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—Mierda...

Montgomery reposicionó sus dedos para intentarlo una vez más, presionando las cuerdas contra el mástil de su bajo con tanta fuerza que, de no ser por el esmalte negro de sus uñas recortadas, su piel carecería de color.

—Así. Entonces...

Se aferró al cuerpo de su confiable instrumento, frustrado por no conseguir el riff perfecto, y empezó de nuevo, manteniendo el ritmo previo a efectuar el cambio que, para ese punto, ya le había arrancado un par de gruñidos y maldiciones a solas en el estudio.

—Sólo tengo que... ¡Mierda!

Dio un manotazo a las pastillas apenas falló otra vez y contuvo las ganas de estrellar el aparato contra el suelo ahí mismo. No sería capaz, fueron su bajo y él contra el mundo por tantos años que ya lo consideraba una extensión de sí mismo, así que mejor pasó una mano por su cabello rebelde para tranquilizarse.

Lo cierto es que se encontraba distraído. Había sido un lunes cuando presenció aquel abrazo y para hoy, viernes, seguía dándole vueltas en la cabeza. ¿Quién era ese tipo y por qué se aparecía ahora? Sólo sabía la mitad de la respuesta y, por lo mismo, le intrigaba la otra.

Bufó. Claro que sabía quién era, lo supo desde que leyó el mensaje de Roxanne ese día, mientras viajaba con Freddy en un silencio incómodo por cruzar miradas accidentalmente.

También estaba ese tema... Le quitaba el sueño todas las noches desde que ocurrió y no ayudaba que en los ensayos siguiera pasando. Diario encontraban sus miradas y tenían errores por nerviosismo. Desde esa conversación, su situación dio un giro y no sabría decir si fue para mejor, pues sentir sus ojos azules encima lo hacía equivocarse y, cada que era al revés, el otro olvidaba la letra. Michael nunca estuvo tan estresado.

El mánager no iba a cuestionar las decisiones del líder frente a nadie, pero, de todas formas, Montgomery los vio discutir un par de veces durante los descansos. Era obvio que debatían sobre si hacerlo quedarse había sido la decisión correcta, debido a que tenían el tiempo encima y necesitaban mejores resultados. Sin embargo, no importaba cuántos regaños le diera, Freddy seguía metiendo las manos al fuego por él, cosa que le agradecía... hasta que llegaba el día siguiente y se sentía estúpido de nuevo.

Dejar los instrumentos de lado no hacía mucha diferencia. Si bien se liberaban de la presión y recuperaban las risas, mantenían cierta ansiedad al hablar. Incluso, horas antes, Freddy había tartamudeado para preguntarle si iba a ir a la reunión de esa noche, y no podía ser más confuso.

Tratar de entender esa dinámica extraña llevaba al insomnio a Montgomery, y la cereza del pastel era nada menos que el susodicho abrazo.

Volvió a bufar. Es que no quería ni acordarse, no entendía por qué le importaba tanto ni por qué sintió lo que sintió. Fue una muestra de cariño entre dos amigos, ¿qué tenía eso de malo? Nada, pero igual su mente se encargaba de revivirlo una y otra vez para envenenarlo:

De acuerdo, era lunes. Freddy y él compartían vehículo cuando una notificación reventó el silencio y cambió por completo el rostro del líder. Este se quedó totalmente congelado mirando lo que decía, hasta que la curiosidad venció a su acompañante y, tras preguntarle qué ocurría, le respondió que se trataba del chat grupal. Entonces sacó su propio celular para enterarse.

"Foxy está aquí".

Para el minuto en que Roxanne mandó ese texto, ellos ya estaban entrando al estacionamiento, por lo que Freddy, sin siquiera haber procesado la noticia de su llegada, ya podía verlo por la ventana.

Estaba ahí, recargado en la cajuela del coche de su amiga al igual que ella, esperando pacientemente. Según le cuentan, regresó más bronceado y con el cabello bastante crecido, pero fuera de eso, era el mismo, con esa aura aventurera que tanto lo caracterizaba.

Bajo Su Sombra | Monty x FreddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora