7. Ira

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—¡Porquería de mierda!

La mala perdedora se desquitaba con el palo de golf entre sus manos, frustrada por su fallido golpe. Llevaba un buen rato maldiciendo el juego.

Luego de despertar con resaca en el sillón de Montgomery, Roxanne se alistó para regresar al estudio, intentando convencer a su hospedador de acompañarla.

Cuando le mencionó que tenían atracciones y convenios en el mismo complejo, este no dudó en aceptar la invitación.

Lo que sea para distraer la mente de dos individuos acostumbrados a huir de su realidad.

Entre todas las opciones y a pesar de nunca haber jugado antes, el ambicioso novato consideró al golf de interior como la elección más lujosa.

Ninguno de los dos anticipó que resultara tener un talento natural para el juego.

Otra risotada de Montgomery resonó en el campo. Por lo menos había alguien que se la estaba pasando bien.

—¡Hey! —la regañó— Pensé que debíamos cuidar el lenguaje.

Roxanne comenzaba a arrepentirse de haberlo sacado de su departamento.

Bufó tensa y se acomodó para darle otro golpe a la bola, luego respondió entre dientes.

—El grandote no está aquí, da igual.

«Menos mal». Pensó Montgomery.

Su risa se apagó gradualmente. Había pasado casi toda la tarde sin acordarse de él.

Las distracciones con Roxanne habían cumplido su objetivo de ayudarlo a olvidar el trago amargo del incidente pero, tarde o temprano, la realidad vuelve.

Entonces vino a su mente la mirada vacía que lo había embrujado. Freddy.

Su deseo de volver a verlo para asegurarse de que estuviera bien se contrariaba con el terror que le producía la simple idea de volver a ser negado.

Era arriesgado pensar en que lo recibiría con los brazos abiertos si lo viera por aquí. ¿Pero y si lo aceptaba de regreso?

—¡Esto es ridículo! —otra queja de Roxanne reventó su nube de pensamientos— ¡Llevo más de 8 golpes con este maldito hoyo!

Montgomery volvió a reírse, aunque un poco desanimado. Consideró buena idea aconsejarla.

—Solo mantén la cabeza baja y sigue la trayectoria, tonta.

Mala idea.

Irritada por la actitud tranquila de Montgomery, Roxanne ladró sus palabras.

—¡Es fácil para ti decirlo! Parece que naciste con un palo de golf en el culo...

Las cejas del golfista nato se alzaron al escuchar su insulto.

Había sido contagiada por la rabia del fracaso, formando una imagen involuntariamente cómica: Jorobada, con los hombros encogidos y la mandíbula tensa, mostrando los dientes. Parecía estar a punto de romper el palo.

Montgomery contenía la risa mientras preparaba su contraataque, cuando algo llamó su atención de reojo.

Su estómago se hizo piedra al instante que vio la silueta de Freddy salir de los elevadores.

—No me jodas ahora... —soltó sin poder controlar la vorágine que se desataba bajo su piel, llevándose una mano al abdomen.

—¡Ay, no te hagas el ofendido...!

—¡Tú no! —la cortó— Allá.

Roxanne interrumpió su swing y levantó la mirada.

En el balcón de la entrada, Freddy se acercó al barandal y se inclinó hacia adelante, escaneando el lugar desde arriba.

Bajo Su Sombra | Monty x FreddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora