1. Sensaciones

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—Ese Freddy me vuelve loco.

En la penumbra de su sala, la televisión iluminaba a un Montgomery ebrio y solitario. Las botellas vacías de cerveza y el cenicero desbordado en el centro de la mesa auxiliar gritaban desorden.

La banda Glam Rock se transmitía en vivo, llegando a millones de espectadores alrededor del mundo. En el centro, el vocalista entonaba a la perfección mientras sus ojos azules resaltaban en primer plano.

La melodía que emanaba de los altavoces fue interrumpida por un gruñido en la habitación.

—Malditos sean sus ojos... —murmuró Montgomery, enderezándose en el asiento y acercándose la bebida a sus labios— Siempre me... ¡Carajo!

La botella se estrelló en el centro del televisor, rompiéndose escandalosamente. Las gotas de cerveza caían por la pantalla, distorsionando la imagen perfecta del motivo de su conflicto: Freddy Fazbear.

—¿Cómo mierda voy a llegar ahí si no dejo de sentir... —soltó un suspiro— lo que sea que siento por tipos como él?

Se llevó una mano a su rostro y se levantó de su asiento con dificultad.

Las cartas de disqueras tapizaban el suelo como una colección de firmas rechazadas.

Montgomery se aproximó a la ventana y sacó otro cigarrillo. El fuego iluminó sus atormentados ojos carmesí por un segundo, antes de regresar a la familiar oscuridad.

Al querer mirar hacia afuera, se encontró con su reflejo en el vidrio sucio. El faro amarillo de la calle aclaraba su gesto duro y lo desalineado de su cabello medio largo.

Se observó mientras el humo salía por sus fosas nasales, envolviendo su rostro.

—Solo eres un marica —le dijo a su reflejo, soltando otra bocanada—. Así no llegarás.

Extinguió violentamente el cigarrillo recién encendido contra la ventana y se dio la media vuelta para apagar el aparato que continuaba transmitiendo el concierto.

La habitación, pequeña y humilde, careció de vida con la salida de Montgomery.


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Al día siguiente, el sol del mediodía caía sobre sus pesados párpados, acalorando su descanso. La pantalla intermitente de su celular, en el suelo, notificaba severas llamadas perdidas.

Espabiló lentamente, bufando, y se levantó a prepararse para lo que le queda del día. Otra audición lo esperaba y todavía no perdía la esperanza de despegar como solista.

Llegó al lugar de la cita acomodándose la correa del bajo que colgaba en su espalda. En la puerta lo aguardaba otro de sus problemas.

La figura femenina se mantenía de pie frente a él. Su abundante cabello dorado reflejaba la luz de la tarde, y sus ojos verdes, intensos y expresivos, lo miraban con ilusión mientras se aproximaba. Sus labios anchos y rosados acentuaban una sonrisa.

Bajo Su Sombra | Monty x FreddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora