Capítulo Veinticinco: El Mundo Del Idol (Parte 2)

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Luego de aquel profundo beso, ambos se miraron y sonrieron. No eran necesarias más palabras, sólo un suave "te amo" que salió de ambos y que sellaron con un beso suave. Entonces Seokjin fue por la maquilladora, para que continuara su labor. Ella al ingresar lo miró.

—Muchos creen que Jungkook es sólo un niño. Pero estoy segura que tú puedes ver mucho más allá de eso. Se nota en tus ojos cuanto lo amas y me alegro, porque él lo merece. Y tu Kookie, cuida a tu novio, que está muy guapo.

Ambos sonrieron y agradecieron a esa mujer sus palabras y complicidad. En ese instante volvían Tae y Jimin quienes pudieron ver que Seokjin se había relajado un poco.

—¿Hyung estás bien? —Jimin conocía a Seokjin y lo había visto incómodo y al borde del llanto. Es más, estaba seguro que había llorado. Lo sacó un momento del camerino y lo llevó al pasillo.

—Ahora lo estoy Jiminie. Por un momento creí que todo esto me ganaría. Creí que este mundo me tragaba y que yo no podría..., pero mi Jungkookie me sostuvo y ahora no voy a soltar su mano.

—Sé que todo esto es nuevo. Hasta yo me siento un poco agobiado por todo lo que ha pasado. Es como si nos hubiésemos dejado arrastrar por una marea que nos ha hundido y nos ha levantado. ¿Pero sabes hyung?, cada vez me arrepiento menos. Taehyung es un hombre excepcional y sé que Jungkook también lo es para ti. Jamás imaginé que tú terminarías enamorado de él, pero ahora me doy cuenta que son perfectos juntos. Y debes creer eso y saber que es lo más importante. Todo lo demás, es sólo rutina, trabajo. Tú eres el verdadero mundo de Jungkook.

—Lo sé Jimin. Y si en algún momento tuve miedo de perderlo o que yo fuera algo pasajero para él, ahora tengo la convicción que estaremos juntos pase lo que pase. Y me alegra saber que tú también has encontrado alguien bueno. Tenía mucho remordimiento por haberme enamorado de Jungkook sabiendo lo que tú sentías.

—Lo mío era una fantasía...no niego que al verlo todavía mi corazón de fan se acelera. Pero es sólo eso. Sé que con el tiempo seremos amigos. Taehyung es real y lo que siento también lo es. No tienes que sentir ningún remordimiento. Yo estoy bien y estoy feliz. Ahora sólo necesito que podamos cumplir nuestro sueño que mi Tae Tae se pueda ir a Busan.

—Te prometo que así será. Debo hablar con el señor Kim, tengo un plan para encontrar un manager. Con eso el me aceptará y todos podremos estar tranquilos.

Jimin abrazó a Seokjin. Desde aquel fin de semana en que todo quedó al descubierto, que no lo hacía. Él lo amaba como a su hermano mayor, pues todos estos años lo había cuidado, había soportado sus caprichos y sostenido. Estaban así, en ese cálido abrazo, cuando una voz ronca carraspeó. Era Taehyung. Los amigos se separaron.

—No pienses nada incorrecto, Tae. Jimin y yo somos familia. Así como Jungkook y tú.

—Lo sé. Además sé que estás muriendo de amor por mi primo. Sólo les aviso que Jungkook está listo y que ya es hora que salga al escenario.

Seokjin entró al camerino y vio a su novio resplandeciendo belleza y sensualidad. Su ropa, su pelo, sus piercing, sus hermosos labios maquillados. Su rostro perfilado, hermoso. Realmente Jungkook era un hombre muy atractivo y se sentía orgulloso de ser su único dueño.

Caminaron hacia el escenario. Cómo habían más personas del canal, Seokjin sólo le dedicó una mirada y movió sus labios sin emitir palabras, pero Jungkook la supo leer en seguida. " Te amo, eres el mejor", pudo ver en los esponjosos labios de Jin. "I love you" dijo Kook antes de subir al escenario y preparase para su presentación.

Seokjin ya podía sentir los gritos del público y apenas Jungkook salió a escena, parecía que todo aquel pequeño estudio se vendría abajo. Pero ya no habían celos ni inseguridades. Al contrario su pecho se infló del orgullo de ver a su niño bailar y cantar a la perfección. Sólo lamentaba no haberle puesto más atención a Jimin cuando intentaba mostrarle sus vídeos hasta hace unos meses atrás. Pero ahora él estaba ahí, admirándolo hasta que sus ojos se llenaron de lágrimas, por el orgullo que sentía. Porque además, ese hermoso hombre, era suyo y lo amaba sólo a él.

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