Epilogo

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Jimin se reía tanto que prácticamente había caído del sofá donde estaba sentado junto a sus cuñadas. Sí, las gemelas-fujoshi-shippean todo. Y reía al punto de caerse, por ver la cara que había puesto Jungkook, cuando le explicaron que en las historias omegaverse, generalmente (por no decir todas las veces), él era el omega y por eso tenía los cachorros.

—Lo siento Jungkookie-oppa, pero Jinnie-oppa es el alfa..., él te hace el nudo y te marca...y vienen los cachorros. Y además debes obedecer a la voz de tu alfa Jungkookie-oppa...

— ¡Suficientes explicaciones! —ofendido se dio la vuelta buscando a su alfa, es decir a su novio —ya estaba pensando demasiado en todas esas fantasías locas.

Y ahí estaba su perfecto novio. Hablando con sus padres y sus tíos. Era Navidad y Yerin había querido reunir a todas las familias. Así es que estaban los Kim anfitriones, los Kim padres de Seokjin y los Park, los padres y el hermano de Jimin. Era una animada celebración, donde las tres familias se estaban conociendo, todos gracias a sus retoños enamorados.

—Seokjinnie...—sintió cómo su niño rodeaba su cintura y se acurrucaba entre su cuello y pecho. Eran prácticamente de la misma estatura, por eso no le impedía acomodarse en esa posición que tan bien lo hacía sentir. Seokjin entendía el mensaje. Quería atención sólo para él. Se disculpó con los mayores y se lo llevó a un lugar aparte.

— ¿Sucede algo bebé?, ¿Entendiste ya el mundo omegaverse?, apuesto que tus primas fueron bastante ilustradoras.

—Demasiado diría yo...pero en realidad no me importa...yo soy tuyo y si pudiera darte bebés te los daría...

—Eres mi cosita tan hermosa. Tal vez en unos años podamos adoptar unos niños...si tú quisieras, cuando ya no viajemos tanto. Ahora quiero ser egoísta y disfrutarte para mí solo.

—Me gustaría..., sería lindo tener una familia. Darle a algún niño o niña un hogar. Ser huérfano no es fácil ¿sabes?

Ante ese comentario, Seokjin lo miró. Vio un poco de tristeza en la mirada de Jungkook, intuía de qué se trataba, pero quería escucharlo de Jungkook.

Lo tomó de la mano y lo llevó hasta la terraza de la enorme casa que Namjoon había comprado en Seúl para su familia. Estaba bastante fresco, así es que buscó sus bufandas y gorros antes de llevarlo.

— ¿Me dirás que te tiene triste? Es por tus padres ¿verdad?

—En estas fechas me pongo así...lo siento. Me pregunto qué pensarían ellos de mí, de lo que soy y de lo que hago.

—Estarían orgullosos, estoy seguro. Tu tío te lo ha dicho muchas veces. Él dice que conociéndolos, estarían felices de verte triunfar.

—Yo era pequeño cuando murieron...pero igual tengo recuerdos de ellos...de verdad me gustaría tenerlos...que te conocieran. Sé que no me hubiesen rechazado.

Seokjin lo abrazó. Su Kookie era transparente y tan honesto, cuando a sentimientos se refería. Imaginaba que nadie podía reemplazar a sus padres, por mucho amor que sus tíos y ahora sus padres le brindaran. Ni siquiera él con todo el amor que le profesaba podía sustituir ese sentimiento de vacío que perduraba y que perduraría en el corazón de Jungkook.

—No creas que estaré triste toda la noche. Fue sólo un instante. Hablaste de formar una familia y tuve miedo...que te suceda algo...de perderte. Quiero todo eso que soñamos con tener Seokjin, aunque no sé si lo merecemos. Ya tengo mucho, mis tíos, tus padres, Tae, Jimin y sobre todo te tengo a ti. Mi luz...

Seokjin lo besó. Sabía cuánto calmaba a Jungkook sus besos. Y era cierto, porque el menor se perdía en la dulzura de su boca, en las caricias que la lengua contraria le daba a su boca y que él respondía con suaves gemidos.

My IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora