~Pedri~
-Que no.
Su rostro rápidamente empalideció y lágrimas de sus ojos caían sin control, me acerqué a él para rodearlo con mis brazos.
-Te diría que no, porque no me has prometido que va haber comunicación. Nene, quiero que funcione y para que eso suceda ambos tenemos que poner de nuestra parte. Quiero que me digas todo lo que te incomoda, todo lo que te gusta, todo lo que te hace sobre pensar...
Él lloraba aún más sobre mi pecho empapando la camisa que llevaba puesta, mis manos daban leves caricias en su espalda. Después de largos minutos, por fin logró relajarse y al separarse de mis brazos volvió a hablar.
-El amor no es fácil.
Me tumbé en la cama obligando a Pablo a recostarse sobre mi pecho. Inconscientemente comenzó a dibujar formas imaginarias sobre mí estómago.
-¿Me puedes prometer una cosa? -Gavi hizo un sonido de afirmación. -¿Me prometes qué hablaremos de todo, y que confiaremos en el otro pase lo que pase, así sea siendo amigos?
-A tí te prometo hasta la luna. -Dijo conectando su mirada con la mía.
Cogí aire y lo apreté más contra mi cuerpo.
-Me hubiera gustado que hubiese sido en otro lugar con otro ambiente pero, no me aguanto las ganas. -Dije levantándome y llendo hacia el armario, de ahí saqué una cajita y me volví a sentar en la cama.
Al mirarlo a los ojos vi una galaxia completa, mi niño volvía a tener ese brillo tan característico que un día yo mismo le arrebaté.
-Hagamos las cosas bien, quiero que esto dure una vida y más.
-Hagámoslo Pepi.
-Te amo Pablo, más de lo que te puedas imaginar, entonces aquí, en una habitación de Madrid te pregunto, ¿quieres volver a ser mi novio? -Abrí la caja en donde habían dos pulseras igual con las iniciales PG².
-¡Sí! -Gritó tirándose encima de mí juntado nuestros labios.
Al rato saqué las pulseras de la caja y con manos temblorosas se la puse, sus manos también estaban temblando y casi no lograba engancharme la cadena. Con una gran sonrisa en nuestros rostros nos mostramos aquella pequeña joya.
Pasado unos minutos la alarma de mi teléfono sonó avisando que teníamos que ir a cenar. Sin muchas ganas nos levantamos de la cama para bajar al comedor en donde ya habían varios jugadores. Al entrar todos nos aplaudieron y empezaron a dar silbidos, miré con confusión hasta que caí en la cuenta de qué ambos habíamos entrado con las manos entrelazadas.
Pablo iba a soltarse, pero yo más rápido apreté un poco su agarre para que no lo hiciera. Nos dirigimos a la zona de comida y empezamos a elegir, cuando nuestros platos estaban llenos nos sentamos en la mesa junto con algunos compañeros, en donde también estaban Fermín y Ferran.
-Tienen mucho que contarnos. -Dijo Ferri mientras alzaba las cejas.
-Creo que ustedes a nosotros también. -Dije fijándome en el pequeño chupetón que Fermín tenía.
Después de terminar de comer los cuatro subimos a la habitación mía y de Pablo. La parejita feliz que teníamos enfrente nos contó de todos los planes que hicieron para juntarnos y como en el proceso ellos se fueron enamorando mutuamente, Gavi y yo la verdad es que poco teníamos que explicar más que solucionamos las cosas y decidimos retomar la relación que dábamos por fracasada.
Como mañana teníamos que madrugar para entrenar, y por la tarde ir a jugar el partido, Ferran y Fermín se fueron a dormir. Yo me recosté en la cama y mi novio se acostó sobre mi pecho.
-Buenas noches pequeño, te quiero. -Dije dándole un pequeño beso en la cabeza.
No recibí respuesta debido a que mi niño se había quedado dormido.
💙❤️