El día del partido había llegado, todos estaban nerviosos. Era el primer partido de la temporada y cada uno estaba ansioso por dejarse el alma en ese campo, por suerte jugaban en casa, eso hacía que tuvieran un poco más de confianza. El Chelsea no era un equipo difícil, pero tampoco fácil.
Una vez el juego comenzó todos los del Barcelona se estaban dejando la piel en cada pase, la dupla estaba más fuerte que nunca. El primer tiempo había terminado y aunque los azulgrana tuvieran mayormente la posesión del balón, terminó en 0-0.
Rápidamente entraron al vestuario y el Míster dio varias estrategias y un poco de ánimos antes de que los chicos volvieran a salir. Todos se dieron un abrazo grupal para poder recargar fuerzas antes de volver.
Empezó el segundo tiempo, habían pasado exactamente cinco minutos cuando Enzo Fernández se le cruzó a Pedri ocasionando una falta. Este último término en el piso agarrándose el tobillo.
-¡Pepi! -Gritó Pablo acercándose a su amigo, pero rápidamente los paramédicos lo apartaron.
~Pablo~
-Puedo seguir jugando, de verdad que no me duele. -Pude oír decir a Pedri entre ese cúmulo de gente.
Desde que vi como ese infeliz se cruzaba delante de él sabía que algo bueno no iba a pasar.
-Cállate niño y haz caso a lo que te dicen.
Pude ver como se lo llevaban en brazos, pero antes de salir me dedicó una mirada junto con una sonrisa, en ella quería transmitirme algo pero no sabia exactamente el qué, ya que de lejos no distingo mierda. Después del cambio de Pedri por Fermín seguimos jugando, después de un par de minutos por fin metimos el primer gol, Ferran se encargó de ello. Corrí hacia él y me tiré encima mientras celebraba con él, todavía no es la victoria, pero estábamos cerca.
Ya estábamos a minutos de finalizar el partido, la victoria estaba asegurada. No esperé que cierto argentino se metiera en mi camino, ciego por la furia lo empujé lejos de mí.
-¿Qué te pasa a ti bobo? -Me preguntó acercándose de forma amenazadora.
-Eso te pasa por listo. -Dije poniéndome de puntillas mientras con el dedo le picaba en el pecho.
Fermín se acercó a mi tratando de alejarme, aunque sus intentos parecían nulos.
-Eres un sinvergüenza al ir por ahí lesionando a la gente. -Dije aún con más furia al ver cómo se le había tirado a mi Pepi.
-¡Gavi, ya está bien! -Me gritó Fermín mientras que el árbitro me sacaba tarjeta amarilla.
Me alejé con rabia y esperé a que los pocos minutos terminarán. Ya terminado el partido salí corriendo hacia enfermería, Pedri se encontraba solo mientras que lágrimas caían de sus bellos ojos. La imagen me destrozó por completo.
-¿Por qué lloras? -Pregunté acercándome a la camilla.
Agarré su rostro y con leves caricias le sequé las lágrimas.
-No puedo hacer nada en dos semanas. -Dijo derramando aún más lágrimas.
-Por Dios Pedro, pensé que te habías partido algo. -Dije aliviado.
-No, solo un esguince de tercer grado.
-Deja de tanto drama anda. -Dije con una sonrisa mientras seguía secando sus lágrimas.
-Fer está en Tenerife, ¿te importaría quedarte estos días cuidando de mi?
-Claro que voy a cuidar de ti, por algo soy tú mejor amigo.
Quizás esas palabras dolieron más de lo que creía.
💙❤️