El Lector

capitulo 23

La Investigación de Lucía

Decidida a descubrir la verdad sobre el asesinato de Carolina Vidal, Lucía pasó días revisando cada detalle que pudo encontrar. Analizó artículos, recopiló testimonios y aprovechó sus conexiones en el mundo editorial. Sabía que se estaba adentrando en aguas peligrosas, pero la situación de su hermano Alex y la necesidad de justicia la impulsaban a seguir adelante.

Un nombre surgía repetidamente en sus investigaciones: Adrián Morales. Lucía encontró discrepancias en sus declaraciones y una animosidad oculta hacia Carolina que iba más allá de las diferencias profesionales. También notó el comportamiento peculiar de Julien Dubois, cuya nerviosidad y frustración parecían esconder algo más profundo.

Lucía decidió visitar el edificio de la editorial, esperando encontrar más pistas. Vestida con ropa sencilla para mezclarse y pasar desapercibida, fingió ser una becaria o una escritora freelance. Su corazón latía con fuerza mientras se dirigía al escritorio de Adrián, buscando cualquier cosa que confirmara sus sospechas.

Mientras revisaba papeles y abría cajones, encontró un cuaderno lleno de garabatos y pensamientos a medio formar. Entre las páginas, había un pasaje que llamó su atención: "Julien dijo que tenemos que ser cuidadosos. Nadie puede saber lo que pasó esa noche".

Lucía contuvo la respiración. Esto era el avance que necesitaba. Rápidamente, tomó fotos de las páginas con su teléfono, asegurándose de dejar todo tal y como lo había encontrado.

Decidida a confrontar a Adrián, Lucía esperó hasta el final de la jornada laboral, cuando la mayoría de los empleados se habían marchado. Lo encontró solo en la sala de descanso, con una taza de café. Reuniendo valor, se acercó a él.

—Adrián, necesito hablar contigo —dijo Lucía, con voz firme pero controlada.

Adrián levantó la vista, sorprendido al verla. —¿Sobre qué? —preguntó, tratando de parecer tranquilo.

—Sé que tú y Julien tienen algo que ver con la muerte de Carolina. Encontré tus notas —dijo Lucía, mostrando las fotos en su teléfono.

El rostro de Adrián palideció. —No sabes de lo que estás hablando —dijo, su voz temblorosa.

—Sé más de lo que crees. ¿Por qué lo hicieron? ¿Qué ganaban con su muerte? —insistió Lucía.

Adrián se puso de pie, sus manos temblando. —No es tan simple. Carolina sabía cosas que podrían haber destruido a Julien y a mí. Teníamos que protegernos —admitió, su voz apenas un susurro.

Antes de que Lucía pudiera reaccionar, Julien apareció en la puerta de la sala de descanso, su mirada oscura y calculadora.

—Parece que nuestra pequeña detective ha descubierto más de lo que debería —dijo Julien, cerrando la puerta tras él.

Lucía retrocedió, su corazón latiendo con fuerza. —No puedo permitir que te salgas con la tuya, Julien. La policía ya está cerca de descubrir la verdad —dijo, tratando de sonar más segura de lo que se sentía.

Julien se acercó lentamente, una sonrisa siniestra en su rostro. —No te preocupes, Lucía. Nadie sabrá lo que descubriste —dijo, y con un rápido movimiento, la sujetó con fuerza.

Adrián miraba la escena con horror, incapaz de actuar. Julien lo miró con desprecio. —Ayúdame a deshacernos de ella. No podemos dejar cabos sueltos —ordenó.

Adrián, atrapado por el miedo y la culpa, asintió lentamente. —Está bien. ¿Qué haremos con ella? —preguntó, su voz temblorosa.

Lucía luchó, pero la fuerza de Julien era abrumadora. La llevaron a una sala de almacenamiento en el sótano del edificio, donde la ataron a una silla. Julien revisó su teléfono, eliminando las fotos y cualquier evidencia que pudiera incriminarlo.

—Nadie va a venir a buscarte aquí. Y cuando terminemos, será como si nunca hubieras estado investigando —dijo Julien, su voz llena de frialdad.

Lucía sintió la desesperación apoderarse de ella, pero no estaba dispuesta a rendirse. —La verdad saldrá a la luz, Julien. No puedes esconder esto para siempre —dijo, tratando de mantener su valentía.

Julien se rió, un sonido sin alegría. —Veremos, Lucía. Veremos —dijo, cerrando la puerta y dejándola en la oscuridad.