CAPÍTULO 13: ¿La historia se repite?
Todo había pasado tan rápido que parecía mentira que alguien pudiera hacer la maleta e irse pitando en menos de cinco minutos, pero eso era exactamente lo que había pasado con Jude. Incluso le habían sobrado unos segundos para preocuparse de despedirse de mí y darme explicaciones que no le había pedido. Por lo visto, aprovechando que iría a Londres con mi madre, le había pedido a su padre que se pasara por su futura facultad para asegurarse de que todos los papeles que le habían pedido que mandara habían llegado bien y estaba todo en orden para el nuevo curso. Su padre había llamado para decirle que la señorita de la secretaría no podía encontrar su expediente y que por eso tenía que salir corriendo hacia la capital, para arreglar aquel malentendido.
Pero yo había visto cómo Lilith se ponía blanca mientras hablaba con Albert, y luego la había escuchado decir que este necesitaba la ayuda de su hijo. ¿Por qué decir algo así si solo se trataba de simples trámites para la universidad? No tenía sentido.
Y aunque no me tragaba lo que me había dicho, me hice la tonta y asentí. ¿Qué ganaba yo poniendo en duda sus palabras si no iba a jugar mis cartas y a decirle que había estado todo el tiempo escuchando a escondidas y que sabía que nada de lo que decía era verdad? ¿Y qué sentido tenía retenerlo más tiempo si tenía tanta prisa?
Lo vi lanzar la maleta al interior del coche, saltar dentro y acelerar para desaparecer al doblar la esquina.
¿Por qué correr tanto por unos trámites universitarios? ¿Acaso eran una cuestión de vida o muerte o qué?
Me permití quedarme unos minutos más observando la calle vacía a través de la ventana del salón, consciente de la profunda decepción que me producía el hecho de que Jude me hubiera mentido. No había pasado ni un día desde que me había besado bajo las estrellas y me había hecho sentir especial de una forma que nunca había creído posible. Sin embargo, la curiosidad que me invadía con tanto misterio que estos hermanos se traían entre manos era más grande que el pequeño desengaño amoroso. Y ahora que lo pensaba, ¿estaría su padre también metido en el asunto?
Tantas incógnitas se apelotonaban en los confines de mi distraída mente, que iba y venía sin llegar realmente a ninguna conclusión en firme. Quería abarcar tantos puntos que al final no tocaba ninguno.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que el tono de llamada de mi teléfono me sobresaltó como si alguien me hubiera gritado al oído con un megáfono.
Cuando miré la pantalla se trataba de una videollamada entrante de mi madre, así que descolgué, me dirigí a la isla de la cocina y me senté en la butaca donde había desayunado hacía apenas media hora.
—Adivina quienes quieren verte —dijo mi madre, y luego cambió la cámara frontal por la trasera y mis abuelos aparecieron en pantalla.
Estaban en sus respectivas camillas, con vendas por todas partes y un aspecto bastante desmejorado. Pero estaban vivos. Y para mi sorpresa, sonreían.
Ellos también estaban felices de haber sobrevivido.
Me aseguraron que estaban bien, aunque con dolor y un susto muy grande en el cuerpo. Luego hablamos largo y tendido sobre cuáles habían podido ser las causas del incendio. Ellos juraban no tener ni idea, y yo les creía. Para mí era bastante evidente que había sido provocado, pero, ¿qué pensaría la policía? Al fin y al cabo solo eran un par de ancianos que podían haber olvidado apagar la hornilla.
Lilith vino a buscarme, pero se fue a otra parte en cuanto se dio cuenta de que estaba en medio de una conversación familiar.
Al poco tiempo llegó una enfermera para las curas diarias y, aunque ninguno quería hacerlo, nos vimos obligados a despedirnos. Entonces mi madre salió de la habitación y fue directa a sentarse en una pequeña sala de espera.
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Los secretos que intentamos guardar
Teen FictionMary Clark fue una chica normal en el pasado, cuando la lluvia de Londres era la que la despertaba por las mañanas. Pero ahora vive en Hastings, tratando de huir de un pasado oscuro mientras carga con secretos que la atormentan y trata de reconstrui...