CAPÍTULO 15:
La semana había pasado dolorosamente lenta, pero sin acontecimientos dignos de mención más allá de que mis predicciones habían resultado ciertas.
Lilith era ahora una chica popular.
Me alegraba por ella porque sabía que era lo que quería, pero a la vez me producía una cierta incomodidad tener que escucharla hablar todo el tiempo sobre sus nuevas amigas.
Sabía que lo que me pasaba era pura envidia. No tenía nada en contra de ellas o de mi vecina, pero revivir de nuevo a través de Lilith las ventajas de ser popular solo hacía que anhelara aún más mi antigua vida.
Con respecto a su hermano, parecía que habíamos aprendido a tolerarnos. Cuando nos cruzábamos por su casa, Hades hacía como si yo no existiera y yo hacía como si no estuviera completamente loca por él.
Me daba vergüenza admitirlo, primero porque no creía que Hades fuera merecedor de que yo sintiera algo así de profundo por él, y segundo porque el cliché de la chica buena enamorándose del chico serio y malo estaba ya muy visto y era, honestamente, denigrante a más no poder.
Aun así, seguía sin poder sacármelo de la cabeza.
De hecho, mi mente se había dispersado mientras Lilith me hablaba de Ashley, Heather, y las otras chicas de su ahora grupo exclusivo de amigas y había terminado pensando en Hades mientras volvíamos a casa el viernes, después del instituto.
Era él a quien esperaba encontrarme al abrir la puerta, pero en su lugar fue Jude quien nos recibió.
Lilith gritó, lanzó su mochila por los aires y corrió para saltar a los brazos de su hermano, quien la atrapó al vuelo con asombrosa destreza.
—¿Cuándo has llegado?
—Hace un par de horas.
—¿Y por qué no has avisado de que volvías? —le preguntó con efusividad, todavía rodeando el cuello de su hermano con los brazos y con los pies colgando—. ¡Me habría levantado temprano para preparar un banquete!
Jude rio y la dejó en el suelo, palmeándole la coronilla con cariño.
—Precisamente porque sabía que harías tal cosa —respondió, luego levantó la mirada y él y yo nos miramos fijamente durante unos segundos.
—Hola —dije.
—Mary, hola.
En la suavidad de su voz atisbé cierto grado de alivio... como si hubiera tenido el extraño presentimiento de que me encontraría enferma o malherida al llegar a casa y, al fin, hubiera comprobado que estaba sana y salva.
¿Eran imaginaciones mías o realmente había temido por mí? Y si se trataba de la segunda opción... ¿por qué motivo?
—¿Sabes una cosa, Lilith? Creo que he decidido que quiero ese banquete del que hablas —le dijo Jude a su hermana, pero sin apartar los ojos de mí.
Noté cómo la aludida nos miraba como si de un partido de tenis se tratase.
—Ya, claro. Lo que quieres es que me vaya para poder hablar a solas con Mary —bufó, y luego se dirigió solo a mí—. Casi me trago que entre vosotros no hay nada, ¿eh?
Su humor había cambiado tan de repente que no supe qué responder. Simplemente me quedé allí plantada mientras se iba y desaparecía por las escaleras.
Hice el amago de ir tras ella en cuanto salí de mi estupor, pero Jude me retuvo tomándome de la mano. Cuando miré hacia abajo, sorprendida, nuestros dedos estaban entrelazados.
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Los secretos que intentamos guardar
Teen FictionMary Clark fue una chica normal en el pasado, cuando la lluvia de Londres era la que la despertaba por las mañanas. Pero ahora vive en Hastings, tratando de huir de un pasado oscuro mientras carga con secretos que la atormentan y trata de reconstrui...